Ya hace un par de días que me levanto con ese extraño
dolor en la mandíbula. La boca como anestesiada aprieto
fuerte y duele en una parte sí
en otra no -con la región
de los incisivos pasa algo
distinto. Puedo sentir la ambigüedad
en la boca: la resaca de una pelea
de la noche anterior. Trato de imaginarme
esa pelea en la que los incisivos
todavía pueden lastimar.
.
Hay cosas que nunca terminan de morir. Aunque
prácticamente sea un hecho para todos, un hilo
miserable de vida aún las retiene, sin fundamento.
De todas formas su presencia ha dejado de ser legítima.
¿Vale la pena mantener vivo el resto de un cadáver?
Los críticos no entienden lo de Billy Corgan. Si
me preguntás hoy, Matías, prefiero
una muerte digna.
El gran
ani
quilador
¿Vendrá?
La mateína no existe me informa Google, mientras
tomo mate y el azar dispara gestos de una antigua
amistad. Sentado atrás de la computadora, soy
consciente de que habito otra virtualidad, un presente
desligado de todo lo que nos unió.
(2015)
Nacido y liquidado en democracia.
Despojo de ser asolado por la resignación. Ex jefe de ventas en Garbarino.
La indiscreción, vieja usanza latina que se hubo visto atemperada por el adusto relato objetivo, aquel que en los años ’80 experimentara su Edad de Oro en el Río de la Plata (y Bajo Paraná), como es sabido. Acá, ancho de torso, parecieras rozar ambas costas, Juan.
PD: ¿Tan malo es lo último de Corgan?
Eh, sí, no, va, no sé. Yo es otro