Oh alma mía reencarna en mis sueños más sensatos

esos que soñe en aquellos días 

dónde la luz del sol pintaba de colores fantasía aquella triste habitación vacía 

dónde la sonrisa se dibujaba de manera tan sencilla

una mirada que se cruza

el encuentro entre un par de ojos esperanzados y los míos que poco decían en ese momento en el que el corazón aturdido solo podía admirar.

Los simples momentos de ocio donde un café cortado y un libro nuevo eran motivo de gocé y no una útil puerta para escapar de las voces.

Esos días de brisas acompañadoras que se iban o se quedaban a medida de que caminaba por alguna vereda mojada por las viejas gotas de una lluvia ya pasada,

oscuro y gris es aquel recuerdo, más es de paz y no de tormento, aquella imagen que se me presenta cuando extraño fijo un momento.

Te contaría si te miento, si lo hiciera o si debo hacerlo, pero como los tiempos han cambiado y el chisme es soberano de la verdad ya te debes haber enterado de algún secreto frustrado que busque ocultar para poder seguir amándote sin necesidad de odiar. 

Con eso se va el día, paciente y prudente guía fue mi espíritu mientras compartía lo que para mí fue el comienzo del apocalipsis, mi cambio de paradigma una vez comenzó la crisis y mis sueños más sensatos me rescatan de sus fauces y me devuelven sin pudor a ese día en que tus ojos esperanza por última vez nublaron el alma mía.