El límite

La cuenta regresiva ya había comenzado, era solo cuestión de tiempo para hacérselo saber.

Yo sabía que no estaba preparada para decírselo, pero en un ataque de sinceridad, abrí mi corazón y le expresé. 

«Tengo un límite», pongo un reloj de arena entre nosotros que va corriendo esperando un final feliz.

Un final en donde el héroe rescate a la princesa y vivan felices por siempre.

O un final donde la princesa sea libre por siempre, sin nadie que le vuelva a dar minutos de su tiempo haciendole creer que eso es amor.

La meta esta dibujada sobre el suelo, ya no puede borrarse y solo queda transitar esa carrera. 

Quizás en el camino se nos caigan lágrimas, o disfrutemos del tiempo, quizás alguno de los dos pierda y como consecuencia rompa su propio corazón. 

La ansiedad y los límites no se llevan bien, pero son necesarias para sanar.

La arena había empezado a correr 

Y la campana había sonado sin saberlo…acá estoy corriendo, compitiendo, en el medio me falta el aire y quiero llorar.

Estoy sola y vos no estás.

Mi amor, que ganas de escribir un resultado, ese que ambos soñamos.

Pero los límites son sanos, corre conmigo, dame la mano.

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