1. Volver a estudiar.

 después de mi paso por la carrera de Derecho, que la dejé porque no podía pagar, y luego de que un empleo tiempo completo me sacara definitivamente de la universidad pública, navegue por años en un mar de confusión. Amo la didáctica, amo la historia y amo el derecho pero…a su vez, ya no me veía ni como abogada ni como profesora.

Hoy se abren otras opciones, opciones que jamás las había tenido en cuenta.

Y sé que para quienes esten leyendo esto también.

La lectura, y la constante formación, te llenan el espíritu y la mente.

No tengas miedo de invertir en tu educación, porque te lo mereces y porque nunca es tarde.

2.  Escuchar música que te haga bien.

Estuve tan concentrada en adaptarme a la sociedad, que deje de lado mis verdaderos gustos musicales.

Música con letras que tenían un mensaje, música con instrumentos de verdad, música que me inspiraba y me reconectaba con la Juli que está aún oculta.

¿Por qué? Porque empecé a escuchar lo que estaba de moda para que dejen de criticarme, porque perdí mi sentido de pertenencia con tal de quedar bien.

Extraño esa música que me hacía tan bien que me alegraba la jornada con solo escuchar los primeros acordes.

No tengas miedo de cantar a los gritos esos temas que quizás solo vos los escuchas.

3. Perder el miedo a tomar decisiones.

A veces cuando me miro al espejo digo. 

¿Dónde está la July Castañeda que sabía lo que quería?.  ¿En qué momento no pude decir más NO ?

Me olvidé de mis ideales y empecé a hacer lo que querían los demás, tragaba bronca como si fuera agua, y mi cuerpo me está pasando factura.

Hoy no tengo miedo de enviar currículum a otras provincias, porque no tengo nada que perder.

Tenés la experiencia de vida, el criterio y la inteligencia para tomar decisiones. 

Confía en vos mismx. ¡Vos podés!

4. Encontrar y rodearte de buenos amigos.

Esto resulta FUNDAMENTAL. 

Están los «amigos» que solo están en las buenas, y están los AMIGOS que están a pesar de todo.

Con los que no podes hablar con libertad ni expresar tus ideas sin que cuando vos te vayas armen un grupo aparte donde te traten de «hippie o groncha»

Dónde avalen comentarios como «tu amiga no está invitada porque es una negra». Entonces no te invitan porque…sos una negra.

Dónde si te invitan a un evento, sos a la que invitan última porque otro les falló.

Amigos son esos que te abren las puertas de su vida y conectas al toque.

Con los que podés compartir tus ideales, tus sueños, podés reírte de lo que sos, de lo que fuiste, y podés mejorar y crecer junto a ellos.

Son los que te caen con una pizza y una torta el día de tu cumpleaños justo cuando no tenés un peso.

Son las que hablan con libertad de sus cuerpos y con empoderamiento.

Son con los que reís a carcajadas. No son los que te hacen pasar vergüenza cuándo vas a cenar porque maltratan a los mozos.

Los BUENOS AMIGOS, son los que te inspiran, los que van a quedarse esa noche que estés mal al lado tuyo. Y eso te nutre el corazón.

5. No volver a tener miedo a soñar.

No hay mal que dure cien años, aunque el contexto sea difícil, nada es realmente imposible.

¿La clave? El equilibrio. Seguir los pasos anteriores y no enloquecer en el camino.

Te juro, aunque hoy sepas que tenés que volver a tu trabajo toxico en unos días, que TODO VA A MEJORAR.

QUE SE TE VA A DAR TODO LO QUE SOÑÁS.

Sigamos juntos estos pasos, y nos reencontramos por este medio para saber cómo vamos.

¿Les parece?