Metí las manos en los bolsillos

Y estrujé la tela por dentro

Pensando

“Si alguien me persiguiera

Este abrigo es demasiado largo

Y me impediría correr

Tendría que levantarlo como un vestido”.

Me maldije por no haberme puesto

Unos zapatos más cómodos

Y es que no pensé

Que iba a volver tan tarde.

Estoy a 7 cuadras, nada más

Pero parecen 70.

Me distraje pensando

Si debía elegir caminar 

Por la vereda iluminada

Porque quizás

Alguien podría esconderse en las sombras.

O si, tal vez, era mejor

Caminar por la oscuridad

Para que nadie me viera.

«Si tuviera que elegir

Entre quedarme sola en un bosque

Con un oso

O con un hombre…»

Respiré aliviada

De que ese auto

Doblara en la esquina

Y no siguiera detrás de mí

Donde no puedo verlo.

Que suerte que esos chicos 

Que gritan con la música a todo volumen

Adentro de la casa

No se hayan asomado

Y que el pibe de la bici

Sea sólo un Rappi.

Ruego 

Porque esos ruidos a mis espaldas 

Nada más sean 

El salto poco agraciado de un gato.

Qué raro que esa reja

Que siempre está cerrada

Hoy esté abierta de par en par

Que el perro guardián

Que todos los días

Ladra cuando paso

Hoy no se escuche.

Todos los ínfimos detalles de esta calle

Que tanto conozco 

Se vuelven extraños en la noche.

Estoy a 7 cuadras, nada más

Pero parecen 70.

Doy dos vueltas a la llave por dentro

– Amiga, llegué.