“Como las hojas de un cuchillo brillaban los sacáis suyos cuando le di el anillo”
¿Puede
Un pequeño insecto
Un insignificante insecto
Encandilarlo todo
Generar una revolución
Un desbordante sentimiento
Un punzante dolor?
Luciérnaga
Criatura divina
Pequeña luz en la existencia
Diminuto isondú
Aclarando las tinieblas
Abriendo caminos
Ahuyentando el infortunio
Sostenida por la mano gloriosa de Tupá.
Deslumbrada por su fulgor
Es fácil llegar al cielo
Lo difícil es volver…
Cuanto más alto el vuelo,
Más fuerte es la caída.
Resplandecés entre intermitencias
Confundiendo los sentidos
Con la luminiscencia que emana de tu vientre
¿O es, tal vez, de tu corazón?
Inocente en apariencia
Tu brillo cegador
No permite distinguir
El reflejo de una joya del filo de un cuchillo
La sombra del camino
Del lóbrego vacío de un acantilado.
Tu candela seduce a los viajeros desprevenidos
Los que andan desesperados
En busca de un mínimo calor
Para guarecerse de la noche.
Tu incandescencia
Crea caos allí por donde pasa
Juega con las ilusiones inocuas…
¿Quién iba a pensar
Que podía terminar fagocitada por una de mi misma especie?
¿Quién iba a pensar
Que las luciérnagas podían ser venenosas?
¿Quién iba a pensar
Que un bichito de luz
(esa pequeña e insignificante alimaña)
Podría encender fuego?
De manera casi imperceptible
La intensidad de la luz creció
Confundiéndose con la sangre del atardecer.
Vestiste la tierra de infierno
A donde mirara me atormentaba
La desesperación de los cuerpos
Agitándose en el fuego.
Nuestro refugio,
Nuestro lugar seguro
Estaba ardiendo en llamas
Desordenadas
Incoherentes
Inestables
Peligrosamente destructivas
Nuestro mundo estaba herido de muerte.
Ahora pareciera
Que el calor se desvanece rápido
No quedó ni un alma que no ardiera en la lumbre
Que arrasó sin piedad todo a su paso
Solo quedaron las ruinas
De lo que una vez fue.
La vida ya estaba vacía
Pero ahora se volvió oscura.
Solo quedamos
Nuevamente
El frío de la penumbra
Y yo.
¿Quién iba a pensar que una luciérnaga podría provocar un incendio?