Dedicado a ella
Ella escribe poesía,
porque le rompieron el corazón.
Ella escribe poesía,
porque no sabe hacer otra cosa.
Ella escribe poesía,
porque necesita versar
todo el dolor que siente
en el centro del pecho,
en los pulmones
y en la boca del estómago.
Dolor que le cala
en los huesos,
dolor que le corre
por las venas,
dolor que le corta
la respiración.
Todo ese dolor
la consumirá,
la hará suya.
Ella escribe poesía
porque la consumen los pensamientos:
los pensamientos
que no le permiten dormir,
los pensamientos
que no le permiten comer,
los pensamientos
que no le permiten avanzar;
avanzar del pasado voraz que la envuelve,
y la reclama suya.
La asfixia, la drena, la perfora.
El pasado la asfixia,
la drena,
la perfora.
Ella escribe poesía
porque necesita ser suya,
está cansada de reclamarse,
no fue de él,
no es de él,
sabe que no fue ni es de él,
pero no tiene pruebas para afirmar
que es dueña,
que es digna de ser dueña,
de ella misma.
Ella escribe poesía,
para ser de la poesía.
Ella escribe poesía sobre desamor,
porque el amor por ella,
de ella y para ella,
existe solo en la poesía,
en su poesía.
Jamás estuvo
en esos brazos
que amenazaban soltarla
o la estrujaban sin cariño
hasta hacerla añicos.
Ni en esa mano fría
que se la tendió,
helada y resbaladiza,
y la dejó caer.
Ni en esos labios fríos
que con cada palabra
le rompieron el corazón,
antes de saber
que le estaban rompiendo el corazón.
Ella escribe poesía.
Escribe poesía desde siempre,
y quizá siempre tuvo el corazón roto.