ESCORPIO
Escorpio es una obra que no comienza con un parlamento ni con una acción escénica. Comienza en el mismo momento en que el espectador atraviesa la puerta de la sala, y el sonido envolvente de “Me vuelvo cada día más loca”, de Celeste Carballo, inunda el espacio. Esa canción no solo introduce una atmósfera cargada de emoción: propone un estado anímico, una preparación sensorial. Sin darnos cuenta, hay algo que nos resuena, y la obra ya comenzó.
El título, Escorpio, nos remite inevitablemente al signo de agua más intenso del zodíaco, conocido por su emocionalidad profunda, su pasión y su entrega absoluta. La pasión, el deseo y el amor —no el romántico, sino ese que quema y transforma— atraviesan toda la obra. Lo que podría parecer una comedia de pareja se convierte en una reflexión incómoda y punzante sobre los vínculos, la identidad y las etiquetas que nos impone la familia, la pareja y hasta la astrología.
Sebastián es herrero. Más que el hierro, le pesa su padre, que le ha legado una profesión antigua que sigue prevaleciendo. Mariana es actriz. Es intensa, no porque arrastra y explota todas sus emociones, sino por ser de Escorpio. Esta pareja nos sienta con ellos no solo a ver qué arrastra cada uno, qué hacen, sino también a preguntarnos: ¿somos lo que hacemos? ¿Lo que nos dijeron que éramos? ¿Nuestro signo, nuestro oficio, nuestros miedos?
Hay una pregunta que queda resonando: ¿quiénes son Mariana y Sebastián?
Ficha técnico artística
Actúan Anabela Gallo y Sergio Julián
Dirige Jimena Gonzalez
Asiste Jordan Ressia
Ilumina Leandro Mangas
Vistes Celeste Lorenzo
Una producción de: Juanita Primera
Tengo sentimientos muy randoms