Apatía

A veces solo vienen a mi mente distintas formas de nombrar mi estado anímico… A veces me refiero a mi misma como una persona externa para que de alguna forma no me pertenezcan éstas emociones…

Siempre me abrumaron los cambios por más pequeños que fuesen… Hoy en día el piso se mueve sin parar, voy saltando de cuadradito en cuadradito con temor de pisar las lineas que los delimitan… Pero un nivel más complicado puesto que tras un breve momento de estabilidad, el cuadradito comienza a desaparecerse, justo como en el Mario Bross, ¿me explico?

Todo ser humano tiene su complejidad particular, está dado por naturaleza. Nunca logré que por más que me exprese se me pudiera entender correctamente. Esta búsqueda de comprensión es una lucha constante . A veces solo piensan que «lloro la milonga», y otras que en realidad la estoy «exagerando». No es sencillo vivir con tantas emociones extremistas y que en ocasiones se contradicen por intentar racionalizarlas.

De ninguna forma he pretendido que se comprenda alguna parte de mi sin antes llegar a comprenderla yo misma. Creo que creen que es difícil «darme» esta empatía… Pero realmente dudo que alguna vez hayan hecho el ejercicio empático de pensar cómo me siento, de cómo proceso, de cómo desmiembro el dolor.

Desde chica he tenido problemas con el abandono, el rechazo, el desamor. Hoy mi vacío me está comiendo por dentro… Se alimenta cómo el cáncer. ¿Podría decir acaso que mi patología es un cáncer emocional? Intentándome más sencilla, creo que estoy triste, apática.

Esta verborragia que no cede… Viví una relación de pareja que permaneció en el tiempo por 3 años los cuales fue cuesta arriba, requirió muchísimo esfuerzo para llegar a un nivel donde ambos pudiéramos habitar en paz la misma. Una vez finalizada, no dejo de mirar hacia atrás y de analizar cada pequeña cosa/acción que en realidad no me llenaba. Actitudes que estaban empapadas de ego. Me dijeron que pudo haberse tratado de un complejo de inferioridad por parte de mi pareja, ex pareja. No lo sé… Cada loco con su tema. No obstante, aumentó mi baja autoestima de una forma que si graficara la misma en función de sus palabras, tendría forma sinusoidal, que en lo que a mí respecta, es peor que si fuera exponencial. 

En cierto aspecto a futuro PUEDE que coincidiéramos en el deseo, sin embargo, lo que hay entremedio del hoy y el futuro no coordinaba. Aceptar esto me desgarró al punto de tomar la decisión de dejarnos a ambos en libertad. Esperé tal cual mascota a su dueño que todo pasara y nos acomodáramos, esperé incluso que tras dar este desenlace hubiera paz, hubiera cariño, comprensión. Realmente sentí que tras irme, escupían mi espalda. La misma persona que me hacía cunita, me escupió, y pateó. Me convertí en babosa para ser el cruel experimento de un niño mientras me observaba retorcerme en un puñado de sal. Él mató mis sentimientos una vez que me marché, de tal forma que ese espacio que le guardé dentro de mi corazón ya no era un jardín verde, sino un patio hecho con cemento. 

Mi ego cobra protagonismo en esta etapa debido a que solo pensé «la persona que sabe que me va a hacer doler al verlo junto, ¿no se da cuenta?. Las amistades en común, que conocen mis emociones y mis procesos, ¿no se dan cuenta de mi dolor?, la persona con la que supe desnudarme en cuerpo y alma, ¿no se da cuenta?» «¿esto es a propósito?, ¿es un castigo?»

Olvidar no es la forma. Entender y aceptar. La memoria es muy traicionera… Me invita al cine emocional de los recuerdos compartidos para que me siente en primera fila y me impacten las escenas casi sin dejarme procesarlas. ¿Lo extraño a él? No creo que venga por acá… Extraño el sentimiento de creer que era la única persona dispuesta a esforzarse para comprenderme, y que me impulsara en cada ámbito de la «vida». Extraño esas cositas de pareja, los mimos, los sobrenombres… Las caricias. Extraño su voz aniñada a propósito que decía «Mo, no seas malita con el monomio». Extraño mi cunita, los singles, los intercambios de opinión intelectuales, los cursos intensivos de IT… Pero lo que más extraño son sus manos recorriendo mi alma en plena desnudez, nuestras miradas encontradas en ese momento donde ambos respirábamos pasión ilimitada… Las extraño incluso de antes de darle un punto final a esta historia.

Él es un punto de partida en esta nueva forma de relacionamiento humano. 

Extraño estar tranquila y que llegara con un benteveo malherido para cuidar y preguntarle ¿por qué me haces esto? Un día tuvimos un hijo del viento… Lo llamamos Joaquín. Paseó con nosotros por varios rincones de esta ciudad… Y como todo a lo que le ponemos amor, trasciende al punto de que alcanza una nueva forma. A veces siento que esta historia de amor perfectamente podría haberse llamado igual que este benteveo.

Dedico lineas sin cesar. Soltarte es lo más difícil que me ha tocado transitar en mucho tiempo. Verte desde este lugar duele tanto… El destrato, la indiferencia, el egoísmo, la incomunicación. Nunca jamás imaginé estar en este lugar, de esta forma. Nunca jamás imaginé sentir por vos todo lo que en estos momentos siento.

Me pasan tantas cosas al mismo tiempo, que esto solo puede significar que lo bueno está por venir. Un padre que nunca dejó realmente de ser ausente a pesar de su presencia física, una madre que nunca supo poner límites… Hermanos desentendidos, distanciados, desunidos. Tías que utilizan máscaras para tapar realmente lo que son/desean. Estoy describiendo una familia disfuncional, nada nuevo para el lector.

Quisiera querer un abrazo que me traiga a la vida… Pero no tengo la emoción necesaria para manifestarlo. Me duele mi esencia. Me proyecto ahogada en mi propio mar.

Este día de soledad quiero dedicarte mis sentimientos. Quiero dedicarle tiempo a este proceso en el cual sé que me va a llevar a lugares donde eventualmente volveré a sonreír, donde eventualmente volveré a confiar.

Te amo siempre, mas ya no te extraño ni te quiero a mi lado. 

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