Luego de un mes de crecimiento constante, los contagios de covid en Bahía Blanca tuvieron una semana levísima. Por supuesto que esto no quiere decir que ya haya pasado el supuesto pico o algo parecido. Este coronavirus ya ha demostrado sobradamente que no se lo puede subestimar.
Sin embargo, el cambio de tendencia en los contagios es una novedad destacable, sobre la que conviene reflexionar para aprender a futuro sobre esta pandemia que todavía está muy lejos de desaparecer de nuestras vidas.
En el artículo de la semana pasada vimos que el cálculo de duplicación de casos provisto por la municipalidad de Bahía Blanca, según recomendación del Ministerio de Salud nacional, estimaba que para este viernes tendríamos que tener un promedio cercano a los 28 contagios por día. La realidad terminó arrojando menos de la mitad de positivos, 13 nuevos casos cada 24 horas. Son 4 menos que los que teníamos hace 7 días. Y no sólo eso. Bajaron todos los índices. La positividad de los testeos bajó del 40% al 20%, pero también la cantidad de pruebas, subiendo de 300 a 445 gracias al Plan Detectar que arribó a la ciudad este lunes. El tiempo de duplicación de casos confirmados casi se dobló de 16 a 30 días. Los casos activos de covid bajaron de 261 a 253 y, por primera vez desde que comenzó el subidón, son menos que los recuperados. El número de pacientes sospechosos bajó también de 128 a 107, así como la ocupación de camas covid, donde se liberaron 11 plazas.
Hay dos números que siguen preocupando pero tienen atenuantes. Los casos de transmisión comunitaria ya son 55, aunque el crecimiento se muestra bastante moderado considerando que el primer caso fue clasificado hace casi un mes y medio. También aumentó de 18 a 22 el uso de respiradores porque, como se dijo la semana pasada, la rotación de esta aparatología no es tan rápida como ocurre con las camas. Sin embargo, el aumento en este insumo no se debió al covid sino a otras enfermedades o accidentes. Los respiradores covid ocupados son apenas 5, la mitad que la semana pasada.
Pero entonces, ¿qué pasó para que se haya interrumpido ese crecimiento en los contagios, mientras las actividades habilitadas por el municipio y la provincia son cada vez más y más?
Un gráfico vale más que mil palabras
Para comenzar el análisis veamos el gráfico de contagios y fallecidos diarios, desde el 17 de junio. Se eligió ese día porque había sólo 8 casos activos, la cifra más baja desde marzo. Desde ahí no hizo más que subir hasta el amesetamiento de esta semana. Es importante que el lector considere algo repetido hasta el aburrimiento. Los diagnósticos positivos reflejan la situación de 10 a 14 días atrás, por lo que los factores de aumento o descenso de los casos deben analizarse con esa lógica. La única excepción es la calificación de transmisión comunitaria del primer caso, donde la situación es exactamente inversa.
Para ver por qué se desaceleró la curva, analicemos primero las causas de la subida. El 20 de junio se realizó una marcha ilegal en contra de las medidas de aislamiento y al día siguiente se celebró el Día del Padre con un sinfín de encuentros clandestinos. Ambos eventos son potencialmente responsables del aumento de casos, dadas las recomendaciones de la mayoría de sanitaristas del mundo o especialistas del gobierno nacional.
Alrededor del planeta, sin importar continente o ideología, se prohibieron tanto las reuniones sociales como los eventos con más de 50 personas. En el caso de la manifestación de los anticuarentena se puede intuir otro factor de riesgo: algunos de los participantes (no todos) se destacan precisamente por denigrar las medidas de prevención contra la covid, por considerarla apenas una gripesiña o incluso un invento de entes globales, reales o imaginarios.
En cualquier lectura, 14 días después Bahía ingresaba por primera vez en los dos dígitos de casos diarios para no volver a bajar nunca más, con la única excepción de los domingos donde se realizan menos testeos que durante las jornadas hábiles. Ambos hechos (la marcha y los festejos clandestinos) tuvieron un condimento que no se conocía al momento de su realización: la transmisión comunitaria fue declarada unos días después, pero ya estaba entre los bahienses al consumarse los eventos en cuestión.
También este aumento de casos tuvo su correlato en los fallecidos, marcados en negro en el gráfico. Hasta el 8 de julio, punto medio del período recortado, las muertes fueron apenas 2. En la segunda mitad que llega hasta hoy tuvimos que lamentar 9 decesos más, a un ritmo que de acelerarse nos llevaría a uno de los peores miedos: sufrir al menos un fallecimiento diario por covid en Bahía Blanca.
Las causas del amesetamiento
Si los motivos del disparo de contagios se pueden encapsular en el fin de semana del 20 y 21 de junio, no parecen tan claras las razones de la desaceleración. Esto es en parte porque los hechos están en pleno desarrollo, con los datos no tan consolidados como hace un mes atrás.
Sin embargo, podemos especular algunas cosas.
El comienzo de esta semana levísima ocurre 13 días después del inicio de la Falsa Fase 3, criticada ampliamente por quien escribe. Para más precisiones al respecto se recomienda leer este artículo pero el golpe de gracia al endurecimiento de la cuarentena fue la confirmación del municipio de que no iban a solicitar permisos de circulación ni ser muy rigurosos en los controles porque no estaban de acuerdo, derivando el peso de la medida al gobierno provincial. Al circular por Bahía durante esos días no se apreciaban grandes diferencias con el movimiento de la fase 4 y, a excepción de las grandes obras de construcción y los locales céntricos, tampoco se vio un gran acatamiento de la disminución de las actividades permitidas.
Tres motivos pueden aventurarse para justificar el éxito de la Falsa Fase 3. Uno, por más flojito que haya sido el retroceso igual sirvió. Dos, el llamado a la responsabilidad ciudadana de todos los niveles de gobierno (municipal, provincial y nacional) tuvo algún efecto. Tres y vinculada a la anterior, la obediencia y el miedo inherente al ser humano se activó en los bahienses ante la suba de contagios, el aumento en la frecuencia de fallecidos, la advertencia de los infectólogos del 8 de julio, el repudio generalizado sobre la irresponsabilidad de las reuniones clandestinas, el alerta intrínseca que conlleva un retroceso de fase y quién sabe que más.
El 20 de julio, un mes después del fatídico fin de semana de junio que inició el subidón, se dieron dos acontecimientos que pueden echar luz sobre los motivos arriba citados. Ese día se terminó la Falsa Fase 3 y se celebró el Día del Amigo. El próximo martes 4 se cumplen los 14 días de rigor y en base a los números que aparezcan podremos sacar conclusiones más acabadas, aunque, como pasó en junio, la proximidad de ambos eventos mezclará un tanto las posibles interpretaciones.
A priori se puede teorizar con que, si los casos diarios suben, el éxito del amesetamiento de esta semana se deberá a la Falsa Fase 3, ya sea por las medidas en sí o por la predisposición que genera en las personas la mera acción de decretarla.
Si, por el contrario, los casos nuevos mantuvieran los números de estos días, se puede pensar que el mérito del desaceleramiento le corresponde a la responsabilidad ciudadana, a la obediencia y/o al miedo. De ser uno o más de estos factores tendríamos el problema de ignorar cuánto tiempo van a ser efectivos. En algún momento, el hastío, la necesidad o la displicencia empiezan a hacer mella, como ya vimos en el pasado.
Balance final
Por lo pronto y más allá de los motivos, esta semana nos dio tiempo y experiencia en la lucha contra la covid, que satura hospitales urbi et orbi. Es algo que tenemos que encomiar como bahienses.
Sin miedo pero con cautela habrá que aguardar unos días para ver si habrá una disparada de casos o seguiremos viviendo esta versión leve de la pandemia que azota al mundo. Para los que nos gusta cuantificar los temores, la duplicación de casos que proyecta el municipio tendría que darnos un promedio semanal de 18 nuevos positivos diarios para el viernes que viene. Ese número o uno inferior sería fácilmente asimilable por nuestro sistema de salud. Veremos qué pasa.