Creemos
que el lector no va a aburrirse con esta novela.
Los
ingredientes son intensos: corrupción en los contratos de obra
pública, un arrepentido, un sindicalista todopoderoso, lavadores de
dinero, testaferros, sociedades offshore, agentes de inteligencia
inorgánicos, un fiscal asesinado, un juez comprometido con quien lo
designó y prostitución vip.
Son
personajes absolutamente imaginarios y escenarios, donde todos son
sospechosos y todos se sienten perseguidos, en un relato que genera
criaturas de ficción paranoica como la llamaba Ricardo Piglia.
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