Un vídeo pedorro en internet decía una frase motivadora, de esas que odio con toda mi existencia:
«no te abandona quien verdaderamente te ama, te abandona quien te utiliza»
(o una pelotudez del estilo)
Me causa gracia, porque yo te conocí cuando me abandonaron.
(al costado de una ruta)
y me salvaste.
Nos reímos tanto,
disfrutamos tanto,
compartimos tanto…
Y agradezco todos esos momentos,
pequeños,
momentáneos.
(después, casi inexistentes)
Tus abrazos que me sacaban la respiración,
tus manos en mi pelo en ese mimo amigo que tanto amaba,
la simplicidad de buscarte entre la gente y recostarme un segundo contra vos…
(casi con olor a casa)
Pero hoy,
que vos también me abandonaste
al costado de una ruta,
y después de esa frase pedorra,
solo quiero decirte que:
Espero que me hayas utilizado bien,
que te haya servido en tu vida.
Espero que hayas sacado de mi hasta el último provecho, exprimido cada centavo, usado todo lo que se podía usar.
(Como una lapicera o un fibrón, de esos que siempre tenías en tu mochila)
Espero que hayas amado esos momentos conmigo tanto como yo los amé,
que mis abrazos te hayan sacado la respiración,
que mi espacio haya sido tu confort,
que mi existencia te haya interpelado
de alguna forma.
(de la que sea)
No te culpo por elegir, por decidir a quién darle tu amor, tu amistad.
No te culpo por elegir lo que a vos te daba tranquilidad.
(solo te juzgo un poco)
(te juzgo mucho)
Pero tampoco te pido perdón.
Solo te digo,
suerte
y gracias;
te amé con toda mi alma,
espero no lo dudes nunca.
También te voy a extrañar,
por un tiempo capaz,
(ya se me va a pasar)
pero no vuelvas nunca por favor
porque
no me gusta que me abandonen
y tampoco me gusta ser utilizada.
(que frase pedorra, no?)