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Traducción | Franciscae meae laudes: une modiste érudite et dévote – Charles Baudelaire

Franciscae meae laudes es el único poema en latín de Charles Baudelaire. Se encuentra en su obra más conocida, Les fleurs du mal: el N°53 en la edición de 1857 y el N°60 en la de 1861.

Franciscae meae laudes puede traducirse como «Elogio para mi Francisca» o «Alabanza de mi Francisca». ¿Y quién era Francisca? El subtítulo resuelve esa duda: «une modiste érudite et dévote«; es decir: una modista erudita y devota. El poema consta de 33 versos, la edad de Cristo al morir.

Novis te cantabo chordis,
o novelletum quod ludis
In solitudine cordis.

Esto sertis implicata,
O femina delicata,
Per quam solvuntur peccata!

Sicut beneficum Lethe,
Hauriam oscula de te,
Quæ imbuta es magnete.

Cum vitiorum tempestas
Turbabat omnes semitas,
Apparuisti, Deitas,

Velut stella salutaris
In naufragiis amaris.
Suspendam cor tuis aris!

Piscina plena virtutis,
Fons æternæ iuventutis,
Labris vocem redde mutis!

Quod erat spurcum, cremasti;
Quod rudius, exæquasti;
Quod debile, confirmasti.

In fame mea taberna,
In nocte mea lucerna,
Recte me semper guberna.

Adde nunc vires viribus,
Dulce balneum suavibus
Unguentatum odoribus!

Meos circa lumbos mica,
O castitatis lorica,
Aqua tincta seraphica;

Patera gemmis corusca,
Panis salsus, mollis esca,
Divinum vinum, Francisca!

Voy a cantar sobre vos con nuevas melodías,
ay, pequeño jardín, que jugás
en el desierto de mi corazón.

Que seas coronada por las flores,
ay, mi chica delicada,
por quien los pecados son perdonados.

Así, como el generoso Leteo,
voy a consumirte a besos a vos,
que te hundiste en la atracción.

Cuando el temporal de los vicios
oscurecía todos mis caminos,
apareciste, Divinidad,

como una estrella redentora
en los naufragios amargos,
¡voy a ofrecer mi corazón en tus altares!

Estanque lleno de virtud,
fuente eterna de la juventud,
devolveles la voz a mis labios mudos.

Lo que estaba impuro, lo quemaste;
lo que era salvaje, lo arrancaste,
lo que era débil, lo fortaleciste.

Taberna en mi hambre,
linterna en mi noche,
llevame siempre rectamente.

Ahora sumá tu fuerza a las mías,
dulce baño perfumado
con dulces bálsamos.

Temblá alrededor de mis caderas,
ay, cinturón de castidad
sumergido en el agua bendita;

Cuenco resplandeciente con gemas,
pan salteado, tierno alimento,
vino de los dioses, ¡Francisca!

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Lourdes López

En reestructuración.

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