¿te puedo contar algo sobre mí?
en un jardín cometeré una venganza.
primero pensarán que fue otra persona,
dudarán de mis manos entre las flores.
pero siempre habrá un testigo:
un animal salvaje desenterrará la espada
cargando un sol en su lomo
como una señal divina.
ahí caeré.
bah, es el sueño que siempre tengo,
como un pequeño secreto dentro de mí.
no sé cómo ni porqué pero lo voy a hacer.
sé que no voy a estar arrepentida ni triste.
será como esas revelaciones
que solo tienen sentido después,
como hacer la comunión de chico
y tener fe en la adultez.
quisiera que alguien
llegue esa noche al jardín
y me contara la historia
del árbol donde caeré.
¿quién habrá plantado
la casa que verá mi venganza?
ni te digo los cielos.
¿qué pensarán los cielos
de aquella ternura violenta
que me abrigará cuando vean
que soy culpable?
pero ni las flores ni los cielos
son capaces de comunicarse.
quizás eso prueba
que no hay lenguaje en el Paraíso.
además, toda venganza es terrenal,
pero eso lo voy a saber ese día.
¿vas a poder guardar este secreto
hasta ese momento?
necesito que esa noche en el jardín
me hagas acordarme de la espada,
del sueño y de la eternidad.
vos serías un buen testigo
si fueras un animal salvaje.
pero tiene que ser una bestia
sí o sí. alguien que contraste
con mi naturaleza.
vos me podrías llevar ahí esa noche.
antes podríamos escuchar al coro
predecir mi futuro.
podríamos sorprendernos por todo
aunque en el fondo sepamos la verdad.
haremos todas esas cosas cliché
que hacen los que tienen un destino,
como decirnos que nos queremos
aunque no sea así.
y cuando el tiempo lo diga
vas a dejarme entredormida
en la parte más abandonada
del jardín. y vas a decir
«que te sea leve»
y yo voy a desear lo mismo,
aunque no tengamos
la misma misión.
silenciosamente
empezará a llover.
silenciosamente
escucharé la voz
de mi víctima.
y hasta ahí puedo saber:
después es imaginación.