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CUATRO POEMAS de un Monte Hermoseño en Bahía Blanca

Ceremonia en la tormenta

Estamos dando vueltas en un Fiat 147,
mis amigos y yo, mientras suena
desde el parlante el último disco
de El mato a un policía Motorizado.
Miramos desde el interior
los resquicios de un pueblo
turístico. La madrugada armoniza
junto a la estela de humo sobre
la parra del parque y donde
había gente, por ejemplo,
ahora se arquean hamacas vacías.
Es, nuestra última circunstancia, pienso,
quemamos prensado y nafta, las vacaciones
nunca existieron para nosotros.
Fuimos niños: pero esto
se olvida con la demanda.
Somos adultos: pero esto
se impuso por sus condiciones.
Tuvimos éxtasis, cadencias,
acepciones y resignación.
Sin embargo, nunca nada nos detuvo.

Obituario de un estudiante de Letras o T.S Eliot golpea las puertas de tu corazón

No es menos exótica la materia prima
sobre la cual busca rescribir, comprendiendo
que: «no es una expresión de la personalidad,
sino un escape de la misma» la que orada
el yugo del espíritu y su vergel en la retórica.
Pero piensa, pese a todo,
aprehender y seguir escribiendo
confiando que tal vez
ver el origen del dolor
sea similar a adiestrarlo.

Una temporada en el invierno

La flaqueo genuinamente en cada palabra
Soy como Ariel Delgado:
Tomo café con leche de madrugada
y me siento más solo que la mierda.
Me enamoro y no hay creces adelante;
Hay sí, una generación dispuesta al desapego.
No es su realidad la que me concierne:
Les juro, es poseer un corazón
dispuesto a perseguir un sueño
dejando semillas en cada paso.

Una definición de amor

En el pueblo donde nací
aprendí una definición de amor.
Fue gracias al hermano de mi abuelo.
Le decían Pecho
por sus hombros amplios
y un tórax de buey.
Cuidaba caballos de carrera
en el stud. Desde los once
fumaba Marlboros y Lucky Strike.
No sabía escribir, pero sí leer.
Leía, por ejemplo, la herida magullada
en las rodillas de los animales.
Limpiaba con cautela la sangre,
curaba la infección con Pervinox,
y acompañaba entre
cigarrillos y silencio
entre mates y zozobra
la recuperación del matungo.
Era su arte zen.
Su mansalva helada.

Ey ¿saben cual es una
definición de amor?

Bueno, esta:

cuidar con tus manos
todo lo que está herido.

Lucas Nicolás Quiroga

@lucasnicolasqu

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