Lo que viene ahora es importantisimo, jamás dejemos de hablar de abrazos, de resistencia, de compañía. Cuando del otro lado hay festejos, gritos de odio y amenzas, amor, mucho amor. Miedo nunca, me niego a caminar con miedo, a hablar con miedo, a querer con miedo. Mucho amor, miedo nunca. En las casas, en las calles, a defender los derechos conquistados, las banderas y los pañuelos vuelven a la muñeca, a la mochila.
A no olvidar que fueron 30.400 desaparecides, a las madres y abuelas de plaza de mayo, a no olvidar a las pibas muertas en cladestinidad, a les niñes que pueden identificar y denunciar abusos gracias a la ESI, a los pibes de malvinas, a los que volvieron y a los que no, a no olvidar que las malvinas son argentinas, a tu vecina que se atiende en el hospital, a tu amigo que gracias a la salud publica y la ley de identidad de género puede ser quien es, a no olvidar a las que gritaron
«tengo voz y exijo el voto» en el 47. Podría seguir enumerando y este texto sería eterno; y agradezco que así sea, que mi memoria esté fresca, mis convicciones claras y entenderme siempre de este lugar que ocupo con mucho amor, con mucha energía, tanta que aunque la angustia me suba a la garganta el miedo se queda lejos, miedo nunca. Gracias a mis amigues que bancan, que están y estarán, a quienes salen a pelear, a quienes dan la mano aunque no nos conozcamos, a las pibas, sobretodo a ellas que me enseñaron el camino de la militancia y me hicieron huequito cuando yo apenas tenia diesciséis y fui a mi primera marcha, a mi mamá, a mi papá y a mi hermana que anoche han demostrado que esta casa es un lugar seguro, porque cuando todo peligra alrededor es bueno saberse tranquila en casa.
A vos que estás del otro lado de mis palabras, hayas votado a quien hayas votado, te deseo mucho amor en este camino, porque todes vamos a necesitar agarrarnos de algún lado y quiero decirte que mi mano siempre va a estar. Miedo nunca, mucho amor.