18/07/1992

Gastón.

La verdad me canse de esperarte, de saber que no vas a volver más. Estoy harta

de verte pasar y que no me notes, me quema por dentro ser tan invisible a tus

ojos … ¿Por qué no sos capaz de verme?… ¡Literalmente estoy a tu lado!, pero

no…paso caminando como tarada, esperando, aunque sea una mirada, un roce,

un algo… pero es como si nada, ya dejé de existir para vos, desde ese maldito

día, desde ese puto día no soy nadie, no soy ni tu novia, ni tu amor, ni siquiera

soy Emma… No soy más que un fantasma a tu alrededor que esquivas ver a

cada rato.

Me matas, me matas lentamente con tu indiferencia, ¿Cómo pasé de ser tu todo,

la chica de tus sueños, a algo tan insignificante?

Te odio y te odio con toda mi alma y lo digo libremente, porque me rompiste el

corazón, realmente no fui más que un juego para vos… digo, no sos capaz ni de

responderme cuando te hablo, haces como si no existiese, como si no estuviese

parada justo al lado tuyo, como si no vieses mis lágrimas correr por mi cara

mientras suplico por una mirada, como si no fuese obvio todo el sufrimiento que

me causas, no te importa y me queda claro. Pero tranquilo, nunca más me vas

a ver, prometo nunca volver, ya aprendí que para vos yo no soy nadie… Pero

que te quede claro que el que pierde acá sos vos, no yo.

-Emma.

Con toda la bronca encima, mientras seco mis lágrimas y termino de escribir, me

dirijo hacía la casa de Gastón. Necesito sacarme esto de encima lo más pronto

posible y dejarle en claro que no soy ninguna boluda para seguir rogándole.

Aprovechando el pequeño espacio que quedaba debido a la ventana

semiabierta, paso la mano y dejo mi papel de estúpida por encima de su

escritorio, para lentamente y con un poco de paz, alejarme, comenzar de nuevo,

poder ser yo una vez más y dejar estas lágrimas atrás.

Los días pasaron, sin notarlo una semana se había concretado y de ella solo

logro recordar mi falta de emoción, ya que el resto es inexistente en mi memoria.

Si soy sincera ni siquiera sé cómo me llamo, no cabe un mínimo de sentimiento

en mí y no logro recordar un mísero momento de mi pasado.

No logro comprender nada de lo que está pasando, estoy en medio de la calle

sin saber quién soy, busco alguna señal que me indique algo, pero es absurdo.

Rondo solitariamente por todos los rincones de la ciudad en búsqueda de algún

estímulo que me ayude a recuperar un poco de lo que perdí. Entro a distintas

casas buscando a alguien que reconocer o que me reconociese, pero es en

vano, todo sigue igual.

Veo las lunas pasar y con eso deduzco el tiempo que convivo con este infierno

de incerteza. Y debo admitir que todos mis recursos se acabaron, ya no existe

la esperanza.

Aún sin saber por qué, sigo buscando… supongo que es la costumbre,

cumpliendo su tarea diaria de introducirme al arte de la monotonía. Miles de lunas

pasan frente a mis ojos, por lo que deducir el tiempo se vuelve una misión

imposible.

En un punto, comencé a armar una lista en mi mente de los lugares que he descubierto…aunque si soy sincera, sólo uno de ellos logra realmente transmitirme algo.

El lago es mi lugar. El único que me deja sentir; donde cada preciada luna que

pasa, logro recuperar un poco de conciencia y dejar por un momento ese maldito

hábito de vagar por todos lados sin sentido. Cada vez que mi instinto me dirige

al lago, me siento viva, pues es el único rincón de esta ciudad de mierda que me

da un poco de paz y me deja sentir.

Hoy la luna me regala su brillo más intenso y me invita al lago, me invita a dejar

la rutina… sentir el silencio y el ruido del agua… me invita a recuperar. Y hoy

recuperé, recuperé todo…

En un abrir y cerrar de ojos, me encuentro a mí misma, me veo y me analizo,

estaba tan pálida como la nieve, fría y flotando sobre el agua…un grito

desgarrador sale de mí al darme cuenta de lo que estaba pasando, cada uno de

mis recuerdos vuelven a mí, recuerdo mi nombre, mi edad, mis padres, mi novio

y mi muerte.

18/07/2022

Lucero.

¿Qué sentido tiene la vida si no es a su lado?, día a día la recuerdo… y cada

una de sus palabras resuenan en mi cabeza, es imposible sacarla de mí, no

puedo alejarme de su memoria.

Es tan difícil extrañar lo que ya no existe… a veces la siento y lloro, pero no

entiendo por qué no soy capaz de verla, pero si escuchar su dulce risa… capaz

es el paso del tiempo dañando mi cordura, pero ya no aguanto más. Lamento

abandonarte por un amor perdido, pero fueron años eternos donde la extrañe

cada día de mi vida, y que junto a mis lágrimas incontrolables me encontraba

rogando por lo imposible, por volver el tiempo atrás… Por haber sido yo en lugar

de ella.

Agradezco cada mañana que me dejaste compartir a tu lado y me arrepiento por

no haberlas apreciado… Pero hacía tiempo había perdido la felicidad…

Mis múltiples intentos fallidos me destruyeron cada vez más, y por eso hoy,

sabiendo el daño que te provoco, te pido que no me pienses, que no me llores,

que no me extrañes y por último que no te culpes, porque hoy dejo este mundo

en paz, sabiendo que me reencontraré con ella y finalmente veré la felicidad…

  -Te ama eternamente, tu esposo Gastón.

Y así partió, con la daga entre las manos, mientras resonaban entre los rincones

de la habitación aquellas palabras alguna vez plasmadas en papel, rompiendo

así, esas cadenas atadas a su cuello, que día y noche lo asfixiaron. Se fue con

las ansias del reencuentro con la única persona que pudo amar por completo.

Partió al igual que Emma, con una carta expresando el dolor plasmado en su

ser.

Partiendo luego de la muerte, muerte física y muerte espiritual