Cuesta pensar en el futuro, cuando en ese supuesto estabas conmigo.

Cuesta arrancar las mañanas que decías que ibas a acompañar.

Cuesta quitarte de esos sueños, de ese proyectar.

Pero más cuesta lidiar con la idea, la idea de que no vas a estar.

Ese capricho de tenerte que me cuesta descartar.

Pero yo sigo acá, intentando nuevamente, fuerte como siempre, porque aunque suene egocéntrico, no es egocentrismo conocerme.