Ojalá me busques, ojalá que cuando te despiertes en la madrugada con la misma pesadilla de siempre sientas que puedas llamarme, ojalá no tengas el miedo que tengo yo de llamarte. Ojalá no te atormente el pensamiento de que ya no me importas. Ojalá me sigas conociendo tanto como para darte cuenta de que siempre vas a estar dentro de mí. Ojalá te des cuenta de que me tiraría al mar para salvarte, a pesar de que no sé nadar. Ojalá te des cuenta de las señales que te envío cada tanto. Ojalá sepas que esta vez no puedo ir yo a buscarte, porque estoy empezando a cuidarme y ya tres veces me tiré a la pileta por vos, tres veces me dolió el cuerpo ante tu no, tres veces me perdí a mí misma ante tu desamor, que ahora entiendo, no era desamor, era amor hacia vos. Te felicito, ese es el amor que yo quiero, deseo amarme tanto como para ser fuerte y no permitir malos tratos, pero también deseo amarme tanto como para saber cuándo es prevención y cuándo es negación. No quiero encontrarme sola dentro de 30 años porque nunca me atreví a amar, si estoy sola quiero que sea porque todavía no llegó nadie que cumpla con mis estándares, no porque me negué a la idea de permitirme conocer a alguien que me descifre tanto que tenga el secreto de romperme, o quizá, quiera amarme tanto como para no contarle ese secreto a nadie.
El deseo detrás de un duelo
Por
Valentina paz Malaspina
/ 23 de febrero, 2023