Un tizne en el alma
encendido
dos de mis llagas
sangran
un hielo
en la punta de los dedos
una lumbre
en la punta de la lengua
erizan el momento
del encuentro
En un abrir
y cerrar de ojos,
o en dos,
se transforma
y comienza a exalar
el aire vital
que recorre sin permiso
los espacios desconocidos
Aprieta la respiración
la sostiene con fuerza
la atrapa
la secuestra
en el rinconcito más profundo
de la costilla;
se olvidó las medias
y las velas
se olvidó
entreabierta
la puerta
y el pecho
Tomando cada gota
del vino
tropezó con la herida
y siguió,
encontró la salida,
la usó
desoyó el exterior
y entendió
El oído solo murmura
el hervor de la sangre
y el rinconcito
el calor de la lumbre
en la punta de la lengua
Cuando todas las letras
ya están dichas
y no quedan palabras para crear
es que hundo las manos
toco el techo
recorro el lecho
el muslo partido
las pestañas
la canción
El tacto
la mueca
el latido
un sinfín de
movimientos maltrechos
logran el hecho:
aplastar mi alma a la tierra
convertir el acto banal
en símbolo fugaz;
las manos de arena
para sentir
el pelo de seda
para volar
los ojos de vidrio
para mirar
y el alma ahí,
en ese momento
en el instante del amor.