Escribí poemas idealistas
cuando era un pibe
Ahora, desengañado, prendo la hornalla por las tardes
y me preparo tés tibios, insípidos, sin azúcar
–
Escribí sonetos, romances, coplas, canciones
Escribí poesía de la búsqueda de la verdad
del paso del tiempo
del sentido de la vida
de la vida
de la muerte
del amor
de la naturaleza
de la angustia
del conocimiento (de lo que no conozco)
de la nostalgia
de la melancolía
de la memoria
–
“Escribí poemas idealistas”, me sugirieron,
con la promesa de que podría cambiar algo
Pero no dio resultado. Poetizar es inútil.
–
Ahora tomo té a la tarde
y tomo vino a la noche
No creo en nada porque padezco a diario
la necesidad más básica
–más tangible–
que un humano
–que cualquier ser vivo–
puede sufrir
–
Ya no creo porque tengo hambre.