amanece y ya está con los ojos abiertos

La oscuridad absoluta

podría ser un consuelo

pero se filtra una luz por la cortina mal cerrada

Quisiera pensar menos

pero pensar

en la noche es inevitable

Debería preocuparme menos…

¡ojalá nunca llegue el mañana!

Pero no el mañana que empieza después de la medianoche

ese llegó hace tres horas

El que da miedo es el otro

ese que empieza cuando

la luz que se filtra por la cortina

es la del sol

Ese mañana que precede la alarma

que me avisa que tengo que levantarme

y sentarme en el borde de la cama

algunos segundos hasta que revivo

y después el apuro por no llegar tarde

me obliga a ponerme el disfraz cotidiano

prender la luz

y salir hacia las obligaciones

¿pero cómo salir de mí?

¿quiero salirme, pero estoy enfermo de mí?

¿QUIERO SALIRME, PERO ESTOY ENFERMO DE MÍ?

quiero salirme… pero estoy enfermo de mí…

Entonces me encierran los párpados

el cemento en la frente

el techo que se derrumba

sobre mi cabeza

el océano que me sepulta

en la presión profunda

de mi pecho náufrago

el perro que gruñe

debajo de la cama

cada vez que el sueño se asoma tímido

Va a quedar la penumbra

el ruido blanco de un televisor

encendido a alta hora de la noche

el resabio del viento

contra una ventana

Ojalá nunca llegue el mañana…

y si llegara

que no me encuentre despierto