Ángeles, yo ya no quiero partir

afuera, una anotación es una anestesia 

por qué me dio eso Dios?

una indiferencia mancillada de rencor

insuficiente: letargo autoflagelado en mis carnes blandas

 

vengo cocinando algo diabólico 

dejando que el fuego me chamusque las pestañas

por qué me dio eso Dios?

el trabajo más difícil: ser nacido (obligado a nacer)

afuera, no se escucha 

como debajo del agua, no llegan mensajes

ignoro 

un pedazo de trapo es el mundo 

y aquí las gentes (que somos vos y yo y el resto)

haciendo funcionar las molleras 

con resabios regurgitados de conceptos que no son nuestros 

un pastiche RANCIO 

fétido 

moribundo

decadente 

y demás significantes gastados como monedas que pasaron 

por incontables manos (he aquí otra moneda)

 

es insuficiente 

yo, por mi parte, me voy atrás 

le dejo todo a este que está acá  

viértanle más vino en el garguero 

que se quede ahí tirado un rato 

y cuando se levante 

no le digan adónde fui 

ni lo que hice cuando no estuve 

 

aprendimos a llevarnos bien 

refractando lo menos posible las representaciones que se nos manifiestan 

y cada tanto solo me atormenta 

el eco

que resuena 

acá adentro 

encerrado (la impotencia de salirme)

¿por qué me dio eso dios?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio