Se ve un monte desértico,

una pendiente de grava

árboles a los costados,

y el atardecer malva.

Suben lento los filósofos,

que para hablar se agrupan,

en el Partenón que aguarda

quieto, distante, en silencio.

Y en una cueva se refugian

los náufragos perdidos,

cansados, adoloridos,

que escapaban de la ciudad.

Es como encender un fuego

para poder protegerme

del frío cruel que me quema.

Es como estar borracho

acostado en mi cama

o sentado en la pampa

Cuando me abraza la calma

soy un jirón atrapado

entre las ramas de un árbol

desnudo de hojas

y observo como pasa

la recua por el camino

dejando detrás su rastro.