la segunda vez que tus palabras
cayeron en picada dentro de mí
no pude seguir ignorando:
era un edificio de huesos
y los departamentos estaban vacíos
no gritaste y hubo ecos
todo de mí se escondía
hasta que tu palabra llevó
paracaídas y cayó infinitamente
un solo piso por hora
y todo de mí se agolpó
a escuchar contra las puertas
jugábamos a las escondidas
y cuando tu palabra trajo
también la pista de alunizaje
encontraste más de lo que había
El poeta es un fingidor.