Suelo ser adicta a las series. Suelo también, esquivar las series que mira todo el mundo, llámese La casa de papel o alguna otra que, como no he visto no recuerdo el nombre. En verano, o para decirlo de mejor modo, cuando hace demasiado calor y no tengo ni siquiera ganas de pensar, suelo buscar series para pasar el rato, que no demanden ningún tipo de esfuerzo de mi parte y que en lo posible no me dejen contando los meses para que llegue otra temporada. Así es como en dos o tres tardes/noches miré una española llamada “Mi vecino”, serie que cumplió con el objetivo de diversión y pasatiempo. Cuestión que hace poco más de dos semanas empecé a ver otra serie, esta vez la elegida fue “Grace & Frankie”, al principio tuve que dejar de lado algunos prejuicios, sobre todo hacia las comedias estadounidenses, luego el propio de ver algo que no correspondía a mi edad cronológica en cuando a la identificación con alguno de los personajes principales. Una vez superados estos prejuicios, puedo empezar a disfrutar de esta serie que tiene no solo grandes actuaciones sino también mucho humor. Que dos mujeres de 70 años se pongan a diseñar y comercializar un vibrador para mujeres con artritis me parece una genialidad. No solo por el juguete en sí sino porque no niega el placer a esa edad. Esa, entre otras tantas ocurrencias, de esas que te hacen reir a carcajadas, algo tan necesario (al menos para mi) en los tiempos que corren. Por consiguiente creo que esta vez he superado la marca y no solo puedo ver una gran serie sino también identificarme mucho más que si me sentara a ver “Separadas” por el trece.