Cuyeo – Comienza el invierno
Cuyeo es un intento de recrear el sistema del haiku clásico japonés, con todo y sus palabras de estación, pero adaptado al paisaje y las estaciones de Costa Rica: en vez de la nieve de invierno, las cabezas de agua que bajan con los aguaceros; en vez de la flor de cerezo, el poró que incendia las laderas de los cerros.
Los paisajes tropicales tienen formas de ser que no siempre se ven en poesía, donde las estaciones canónicas son las de latitudes templadas. Incluso el nicaragüense Rubén Darío habla más de primaveras a la europea que de la estación lluviosa centroamericana. Fujiwara no Shunzei, cortesano japonés del s. XII, decía que «Sin la poesía, aun si alguien buscara las flores del cerezo o mirara el follaje resplandeciente del otoño, no podría reconocer el color o el aroma». Por eso escribí este libro.
En Costa Rica, la estación seca llega hasta finales de abril, momento de transición en el que caen las primeras lluvias y el paisaje empieza a cambiar. Dejo la sucesión de haikus (y un tanka) que van desde Semana Santa hasta el final de mayo, y que recorren esta transformación de la naturaleza.
Viernes santo.
Auguran los viejos
algún temblor.
*
Es otra la eucaristía
que practican los jóvenes
al final del verano.
*
Cruz y resurrección.
Último respiro
antes del invierno.
*
El borde de la luna
empieza a borrarse.
Comienza la mengua.
*
Hojas verdes
se anticipan
a la lluvia.
*
No empieza la siembra
sin el canto
del yigüirro.
*
También las aves
hacen sus nidos
antes de que llueva.
*
Veintidós de abril.
Mi padre recuerda
el terremoto de Limón.
*
Primera lluvia.
Cien mil matas de café
florecen.
*
Nubes negras
recuperan el cielo.
Transición.
*
Primera lluvia.
La tierra libera
aromas ocultos.
*
Mayo. En cada ladera
de cada valle,
la flor de café.
Por las calles de los pueblos
van llenas las carretas.
*
Ese olor.
Quiero hundir la cara
en tierra mojada.
*
El barro húmedo
de los jardines
engendra abejones.
*
Desde el aula
los niños miran
los charcos del patio.
*
Mala cosecha
y quebrantos
la lluvia tardía.
*
La única luna
es la que mengua.
Mayo.
*
Ojos vendados.
Tu piel sabe mejor
en la penumbra.
*
Frenético
el garrobo huye
del aguacero.
*
Bajo los árboles
la danta
no conoce la angustia.
*
Abejón de mayo,
para mí no es grata
la estación lluviosa.
*
Eufórica
la tierra traga
hasta la última gota.
Nací en Costa Rica, ahora vivo frente al Palacio Barolo
