Qué es el mar

(Maesltrom parte VII)

Gerontes que se recuestan en reposeras
en el puente superior, pasillos
iluminados veinticuatro horas al día
por luces fluorescentes, en el tanque
quichicientos mil litros de gas-oil
que desplazan ciento treinta y nueve mil
novecientas toneladas de acero y plástico
y carne humana a través de manchas de aceite,
olas y agua de sal; en lo más alto ondea
la bandera de una guarida fiscal, doblan sábanas
bajo la línea de flotación, cambiás de puerto
día de por medio, huéspedes nuevos cada tres,
y cinco, siete meses sin un día de franco;
tuberías que llenas de mierda se rebalsan
y se descargan en algún fiordo prístino,
flujo constante de turistas en el mostrador
que se quejan, se quejan y se vuelven
a quejar, mirá cómo van, cinco mil personas
en trescientos treinta y tres metros de eslora,
y en la cocina aceite hirviendo constantemente
como laguna de azufre, paquetes de bebidas,
acuerdos pactados en oficinas de Sorrento,
motores y turbinas, señal de radar, eso.

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