Inconformismo con lo que veo en el espejo

Me duele verme en el espejo, tan triste, como un trapo sucio al que más de una vez intentaron limpiarlo, me siento tirado aunque en realidad esté parado, me siento acorralado por mis fantasmas del pasado, mis recuerdos perturbados por mi mente que me protege, por mi cerebro que con tantos mecanismos decide qué recordar y qué dejar olvidado.

Me da tanta pena verme en el espejo, me siento un ser lleno de vergüenza de lo que es, un ser vacío que se llena con todo y nada a la vez.

Qué dolor grande el de verme en el espejo, lo veo y es una ventana hacia dentro, donde sólo veo un vacío y velo de que alguna vez se llene como lo ha estado algún tiempo. Siento que puedo pasar mi mano y tocar mi espalda, atravesándome a mí mismo como si tuviese una espada, muy afilada, ojalá tener una, para cortarme en pedazos bajo la luna.

Mi única luz es la luz de la luna, que su luz no es más que un reflejo de otra luz, entonces qué tan real es lo que veo, si en realidad depende del Sol por lo que veo, al mismo tiempo yo dependo de ella, para poder encontrarme y lograr tener la voluntad de mirar a las estrellas, las que tanto me persiguen cada noche que camino, que son incontables con los dedos de las manos, tantas horas han sido, que a veces me resulta extraño el dolor en los tobillos, porque ya se deberían de haber acostumbrado.

No me dejo sentir alivio.

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