Me tengo que gritar para comprender, tengo que chocarme contra la pared a voluntad propia para realmente aprender, porque si no lo hago, vivo de un tal vez, de algo ambiguo que jamás responderé, porque si no lo hago sólo pienso en que me da miedo perecer, pero no hago nada para cambiarlo, ya sé por qué estoy donde estoy, y es porque me duele ser un nómada que nada le importe, y que los nombres cambien como cambias de peluquero cuando te hicieron un mal corte.

Vivo en una eterna soledad que cesará cuando muera, me duele mi realidad, pero no la puedo cambiar por otra nueva, ya nací y ya viví el tiempo que tuve que me tocó vivir, o, mejor dicho, sobrevivir.

Presente negro, futuro negro, no hay un día que me toque no serlo, dejenme solo, con mi eterna agonía, no van a poder sostener más de lo que se me escapa en una lágrima, mi armadura no es tan dura como pensás que soy, siempre digo no puedo llorar, pero lo hago cuando me oculto de vos.

Mi tiempo no pasa como el tuyo, tengo mucho tiempo más vivido, porque dentro de uno mismo pasa aún más lento de lo debido, tiempo eterno pasé realizando introspección la cual no me ha hecho sentirme vivo, sólo comprobar que de verdad estoy muerto ahí dentro, que cuando hablo olores nefastos sale de mis adentros, estoy muriéndome y detesto, que no sea también por fuera, para que el resto tenga que sufrir lo que yo sufro.

Egoísmo mío el querer que entiendas lo que vivo, pero es una controversia, porque no se lo deseo ni a mi peor enemigo; pero es que de verdad me duele verte sonriendo, algo que siempre sentí ajeno, me duele verte sonriendo, y pienso qué tan cierto es lo que me estás diciendo, qué estarás sufriendo por dentro, o si será magia que puedas estar tan contento, pero en mi realidad, en cada carcajada siempre hay una lágrima cayendo.