Podré tener cualquier tipo de vida, pero cuando la cabeza no me da, no me da, siento que podría dar más todavía, pero los problemas, cortocircuitos que tengo dentro, no me dejarán, no puedo pensar, sólo quiero atormentarme hasta cansarme, llenarme la cabeza de fábulas inmensas sobre por qué alguien debe odiarme, si no sos vos, es el otro, sino es ese, es ese otro, pero no, basta, me miro en el espejo y me atrape in fraganti, y de nuevo me odié, de nuevo me hice mala sangre.

Cuando me hago mala sangre es imposible no pensar en las cosas mal(as) que habré hecho, culpa siento cada vez que miro para atrás y no sé por qué lo siento, si me pongo objetivo, me defiendo, pero mi cabeza no tiene olvido ni perdón, si la cagué, lo siento, pero me lo llevo al ataúd de recuerdo.

Reconozco, que reconocerme en otro se me hace algo que disfruto, que logren comprenderme y entenderme, algo que probé y necesito diariamente, pero no puedo ponerme a exigir, es algo en donde me deben elegir, yo no pienso acercarme para pedirte más, porque me siento desmerecedor de lo que me ofreces, siento que yo no puedo lograr las expectativas que me tenés, porque decir que no las tenés ya es un peso más, tengo que ser yo, y no sé cómo lograrlo.

Cuando voy a conocer a alguien, primero debo encerrarme en un baño, estar un momento solo, y en ese preciso momento, destriparme y sacar lo que tengo dentro, golpear a mi dolor hasta hacerlo sangrar, evaporizar mis lágrimas para que ya no salgan, rehacerme de nuevo y juntarme en pedacitos, para que cuando vaya a conocer a alguien, me vea normal.

Normal no me siento, no creo que este sentimiento sea lo normal, debe ser inducido por el Estado, por la elite que con tanto poder hace cosas deprimentes que nadie quiere ver, a veces pensé, debe ser porque no tengo ninguna fé, deberé hacerme de una religión, ir en contra de mi ser, también dudé; pero debe ser porque no me cuidé, empiezo a pensar, por qué busco una culpa, un alguien exterior, si sí, todo y todos tienen la culpa, de qué me sirve desquitarme con cada uno, tengo que hacer lo que tengo que hacer con lo que tengo, tengo que ser lo que puedo ser y no lo que me imponen en la sociedad, lo que me impongo en mi grupo social, como me impongo dentro de mí mismo cuando tengo que hablar, yo cambio mi personalidad, una despersonificación es lo que encuentro acá, qué tan bajo caí como para pensar que ser yo no sería lo suficientemente para ti, qué tan bajo caí, si reprimo mis emociones para no tener que joderte a ti, qué tan bajo caí, que cada vez que alguien me demuestra que soy importante con cómo soy, de igual forma, vuelvo a mentir.

No me siento bien, no me siento feliz, no estoy conforme con lo que hice, con la vida que logré, con las esperanzas que solté, me lo imagino como un polvo que estornudé, allá se fueron, mis últimas esperanzas, allá se fueron, las solté y no vuelven más.