La prensa no es más que un acompañamiento de la democracia burguesa con todos sus horribles defectos naturalizados. Y la democracia burguesa no es lo que era cuando la prensa tuvo su agosto.
¿Qué es un periodista específicamente? ¿Qué sabe hacer? Apenas y con suerte hoy un periodista es una persona que masomenos sabe leer, escribir y obedecer, como cualquier alienado de clase media.
Por eso la prensa se hace con periodistas, porque eso es el periodismo: difusión industrial del miedo de las clases medias. Mirá el programa de la carrera de periodismo de cualquier universidad y vas a ver que no se trata de nada. Si no hubiera institución periodística, la gente se enteraría igual de las cosas porque siempre hay alguien que las cuenta.
¿Investigación? ¿Fuentes? Cada vez que escuché a un experto en periodismo tratando de explicar sistemáticamente esas cosas (me expuse a eso varias veces) morí de vergüenza ajena. Me ruborizó tener delante a una especie de policía confundido o a un gil que entendió mal lo que le contaron de Connan Doyle.
El periodismo es hoy una industria que produce malas ficciones funcionales para algún segmento del mercado. Que haya y haya habido antes bichos raros como Walsh o Fray Mocho o Sarmiento es otra cosa, excepciones o explotaciones circunstanciales.
¿A vos no te parece que la policía es una institución muy dañina que merecería desaparecer para beneficio de las mayorías? Bueno, el periodismo es mucho peor que la policía.
La prensa corresponde a una etapa del capitalismo que coincide con el fordismo aplicado a la producción cultural, con el auge de la publicidad moderna y con el desarrollo del capitalismo financiero, y eso no es casualidad.
Hoy, que mucha gente que no vive de eso puede contarte lo que sea en la red, queda en evidencia que la prensa es como mínimo un producto circunstancial, históricamente finito, ilusionismo de mercado, ficción.
¿Cuál es la diferencia entre lo que produce un coso llamado periodista curado por su aparato institucional y lo que te cuenta cualquiera en la red?
La diferencia es que el periodismo sostiene un discurso autoafirmativo y masomenos consensuado que, dada la división del trabajo moderna y «democrática», le da estatus de verdad a cualquier cosa que quepa en un sistema que no contradice a la publicidad que lo sostiene ni al mercado financiero al que pertenece.
El periodismo está desapareciendo como función decorativa de la democracia burguesa. El prestigio de la prensa, institución verosímil que le cuenta la supuesta realidad al monito, tiende a diluirse en un mar de mensajes. Y eso me parece festejable.