si ustedes quieren tener un pulso de la pobreza espiritual contemporánea, tienen que mirar no la tele, ni los discursos políticos ni el estado de las cloacas o de la poesía o de la educación. tienen que mirar las páginas de películas y series, con sus contenidos, sus títulos, sus sinopsis, su taxonomía que se renueva diariamente. ahí hay puesta la plata y la inteligencia al servicio de producir idiotez pública. y esto sucede sin cinismo, sin manipulación, es lo que hay, es lo que corresponde hacer


Locke

a los que les gustó mucho «guilty» (tanto la versión danesa como la yanqui) como a mí, les va a gustar «locke». es inglesa y está hecha antes que la danesa (2013), casi con la misma estructura. hay un solo personaje manejando por una autopista y resolviendo todo en diálogos telefónicos, no hay una marca visual muy evidente entre una escena y otra. lo trágico aquí no está en «el mal» que representa la figura criminal (como en la nórdica), sino en lo habitual de la familia y el trabajo. es decir: está más cerca del melodrama que de lo épico. esta forma de austeridad resulta feliz, en cuanto su contundencia dramática polemiza con el criterio usual de las grandes producciones: aquí no hay muchas estrellas a la vista, ni muchas locaciones, ni sangre al pedo, ni están los lugares comunes y los golpes bajísimos del esteticismo banal, ni se suplanta con ruido y reiteración la productividad narrativa. no digo que una superproducción no pueda ser buen cine, lejos de mi el prejuicio anti hollywod. lo que sucede es que, si hay algo que decir y se dice con justeza, se nota por contraste la paja que sobra en lo que por norma se produce y se consume

sobre Get Back, el cut&paste que hizo peter lackson con lo que se dejó sobrando de las sesiones de «let it be» (docu, 3 episodios, 2021)

hay momentos de la discusión entre ellos que a muchos les van a resultar tediosos, enroscados y cosas así. las cuestiones técnicas, estéticas, ideológicas y circunstanciales están pastosamente mezcladas. les va a parecer plomo salvo a los que sean artistas o les interese bastante el arte. entonces van decir «¡claro!». van a pensar en asuntos de arte poética, de oficio, y les va a gustar. van a ver un poco lo que la cabeza y la voz de cada uno produce para que esa canción que sabemos de memoria finalmente sea eso redondo que es. y van a ver lo verdaderamente trágico del asunto: la pasión

tengo una idea para que nuestras opiniones y recomendaciones en materia de cine sean más precisas y benéficas. se trata de una taxonomía nueva y más básica. total, la manera de clasificar las películas y series que usan los medios siempre fue equívoca y ahora, encima, está muy deteriorada por el uso. mi nueva idea consiste en lo siguiente: separar las vistas que son para adolescentes idiotas de las que no lo son. las siglas serían PAI (Para Adolecentes Idiotas) y NOPAI (No es para Adolecentes Idiotas). con mi sugerencia habrá de quedar todavía mucha mugre en la categoría NOPAI, pero al menos estaríamos advertidos sobre el 90% del material narrativo audiovisual que se produce y vende de manera espuria en el planeta. después podríamos ponerle a las NOPAI otras etiquetas que sirvan para ahorrarnos disgustos, como por ejemplo: NOPAI-AFRAP (No es Para Adolecentes Idiotas pero es Afrancesada y Pretenciosa). eso nos permitiría, con justicia, esquivar el 90% del cine europeo y la mayor parte de la charlatanería llamada «independiente». y así. se me ocurrió esta genialidad mirando la última versión de Dune (2021)

La cocinera de Castamar (serie, 2021)

qué espantoso es cuando el guionista habla porque quiere decir lo que le parece o lo que aprendió o porque le parece que tiene que poner pedagógicamente en el guion algo que leyó en la wikipedia, despreciando a sus propios personajes. ¿por qué en el siglo 15 una campesina que sabe cocinar dice cosas como «saber y sabor tienen la misma raíz» y a partir de ahí larga en off un largo discurso sobre el conocimiento de sí mismo? este tipo de imbecilidad, tan grosera, solo sucede cada vez que me aventuro en una serie española. por eso, cada vez me gusta más locademia de policia 2.

el adjetivo «kusturicoso» designa, desde desde fines de los 90, a una equilibrada mezcla de demagogia, amaneramiento, factura tosca, escasez de ideas y sensiblería barata. el adjetivo se aplica a cierto cine y a las banditas repentistas de música conformadas por amigos de lo ajeno, pero puede utilizarse en todas las artes

acabo de ver «Katla» ( 2021), una serie islandesa que estaba de moda en nefli, y le veo un escollo narrativo medio grueso. lo fantástico, que se expone desde el principio, está superexplotado, es decir: lo que se sugiere en el pimer capítulo recién se resuelve de manera muy facilonga en el último, sin pasos intermedios significativos. está bien, dirás que se trata de una excusa para que los personajes enfrenten un pasado que habían obviado. en ese sentido, el volcán resulta un psicólogo casi eficiente, y por eso las películas «psicológicas» suelen pecar de didactismo burgués. entiendo que a esta altura de la historia del cine hay que tener más respeto por lo fantástico: darle densidad, masticarlo, cargarlo artísticamente de simbolismo, cuidarlo. quiero decir: si usás lo fantástico -voto a friedkin y voto a carpenter- hacete cargo

psico

todas las películas que se ocupan de hablar de psicología, de hacer el asunto explícito, me parecen chantas ¿hay películas “psicológicas” que no me parezcan chantas? hay algunas de hitchcock, alguna de de palma, alguna coreana ¿cuál es la diferencia entre las que me parecen chantas y las que no? en las que no me parecen chantas, como por ejemplo psico que habla tan groseramente del complejo de edipo y hasta tiene un psiquiatra que explica todo al final, el psicoanálisis puede ser un fondo, un sostén de la naración, un alivio relativo de lo dramático. en las que sí me paecen chantas, la psicología es una paja burguesa: en vez de contarte algo, hacen demagogia con el espectador que se regodea poque supone que entiende algo de psicología. se me ocurió esto viendo el melodrama behind her eyes, que se empezó a arruinar en el capítulo 4, cuando aparecen esas puertas de mierda colgadas de de los sueños, que siempre son como entradas al inconciente para giles

escena suelta

por supuesto que, en principio, no hay ningún problema con esta escena que consiste en un plano secuencia de 2 minutos y medio de una chica lavándose la concha. el problema es qué tipo de relaciones tiene ese plano con el resto de los planos y escenas de la película, y con la película entera

una peli española

empieza con un plano cenital de una mesita ovalada de mármol gisáceo que encima tiene: un telefono rosa fuerte (a un lado), un album de fotos color rosa claro (al centro), un alajero circular color rosa más claro (al otro lado). también hay (para compensar el peso del teléfono) un encendedor de plástico rosa tirando a fucsia. el equilibrio, que podría llamarse clásico aunque es evidentemente una imitación fofa, decorativa y degradante de cierta simetría clásica, anuncia una película completamente inconsistente y amanerada pero, eso si, pretenciosa. me olvidé de decir que también hay en la mesa un cenicero circular color gris (un poco más oscurito que el gris del mármol y con menor diámetro que el alhajero) con ocho colillas prolijamente ordenadas. la miré toda, sí. perdóname Señor. cuánto más desagadable, cuánto más ofensivo al gusto es lo pretencioso, lo hecho con evidentes «buenas intenciones» progres que lo meramente comercial, pop o descuidado, ¿no? quiero decir: en materia artística, me quedo toda la vida con las películas de armando bo que con las de subiela

ps: todo lo que menciono lo vi por la plataforma https://www.stremio.com/

que tiene todo, nunca falla, se ve muy bien y es gratis