Dadas varias declaraciones de funcionarios que no son más que delirios de ricos brutos, vuelven cada tanto las quejas que dicen que se trata de declaraciones «inmorales», «amorales» y «antiéticas».

Asique insisto: no hay actos ni dichos de personas que no puedan considerarse desde el punto de vista moral, por lo tanto no existe lo «no moral» o «amoral». Ni siquiera, pensado seriamente, existe lo «inmoral» excepto como calificación que solo define diferencias de valoración de quien lo emite.

El loco, o el hombre lobotomizado de manera extraquirúrgica -que los hay muchos- puede que tenga una limitada percepción de su condición moral, pero aun así pueden sus actos ser valorados por los demás y son, por lo tanto, éticos.

Si la ética es un sistema de valores y también la reflexión filosófica sobre los sistemas de valores, tampoco hay actos o dichos «antiéticos». En todo caso se tratará de dichos que contradicen (o acuerdan con) lo considerado relativamente bueno o malo (mejor o peor) en determinado sistema de valores, pero que nunca estarán (no es posible que estén) fuera del sistema moral.

Esta barbaridad de expulsar como no pertinente o casi inhumano lo que se considera ética y políticamente cuestionable me recuerda a otra idiotez que persiste en el discurso progre: la consideración como «antipolítica» de formas políticas que no son las que el progre quisiera.

Si seguimos sacando toda esa basura que nos da nauseas del sistema de nuestro pensamiento y forzando a nuestro discurso a negarla vamos a seguir sin entender qué es el enemigo.

A costa de quedar como perogruyo debo recordarles otra vez a los progres que hacer política como la hace ahora la extrema derecha neoliberal es también hacer política, y que ser capitalista, neoliberal, cínico e hijo de puta es tan humano y pertinente a la ética como ser anticapitalista, solidario, socialista y cuidadoso del prójimo.