La postergación era un mecanismo subordinado a la obsesión… Postergar un trámite significaba dejarlo adentro de la cabeza, tiñendo el pensamiento. Lo que no era tan malo como parecía, porque le daba una fuerza especial al trabajo mental
César Aira, El Presidente.
Lo que uno debe saber
uno debe saber limpiar la casa,
cuidarla de presencias polémicas,
sahumarla con copal y con mirra,
lavar sobre todo el baño, la cocina,
el lugar de dormir.
Uno debe saber si se acercan a dañarte,
a llevarte encerrado
o a defenestrarte.
Uno debe saber a qué va de visita,
qué aporta y qué se lleva.
Uno debe saber el cambio que
implica su presencia en un lugar,
la energía que transmuta, el color
que agrega a la mezcla.
Uno debe saber usar los pinceles
para pintar belleza,
preparar las paredes, los marcos.
Uno debe saber cerrar la puerta y
prender el fuego en la salamandra.
Cómo agasajar a les invitades,
ofrecer cobijo a quien vibra en la
misma frecuencia.
Uno debe saber cocinar un plato
que alimente el espíritu y la mente.
Uno debe pensar en una corona de oro
cuando ve la flor vertiendo
el agua sobre su cabeza.
Encontró un cofre de sabiduría arriba de la mesita de su casa, lo abrió. Allí estaba la respuesta. Escrito en cartones y papelitos la palabra SAGRADO y VIRGEN. Quiso rezarle a ese Dios, fumándose de a uno todos sus deseos.
Sus ojos se veían desorbitados, miraban dos puntos del universo.
De repente, un tambor de ideas geniales arribaron a su cabeza. A su vez, una batería de actividades postergadas llenaban listas infinitas en el aire.
Tomó una de las actividades con la punta de los dedos y la estiró para despejarla. Era una tarea inconclusa: Limpiar la ventana. Hacía unos días la había comenzado a frotar con agua y papel de diario. Pero aquella noticia lo había interrumpido. Básicamente, se colgó leyendo y dejó su anterior acción suspendida a la mitad.
Habían atropellado al gato de su tía Alda. Además, su abuela Adela había tenido una trifulca en la verdulería. Por lo que tuvo que salir a tomar partido por las cosas de la familia, dejando una visión nubosa en el vidrio de su ventana.
Sin embargo, esa tarde sagrada en que decidió terminar la tarea sagrada con herramientas también sagradas pudo ver la cara del gato de su tía asomarse tras un vidrio transparente. Descubrió entonces que la sabiduría emerge en los momentos más inesperados, y comprendió que la prensa de pueblo siempre anda inventando noticias falsas para mantener a la población entretenida.