Pienso
en todas las acciones
que me han traído hasta acá

Diego Vdovichenko. Las Piedras. Gog & Magog. 2015.

La poesía es una memoria funcionando mal:

trae reminiscencias instantáneas

a partir de estímulos aleatorios.

Una memoria saludable no fabrica poemas,

una memoria saludable no fabrica

una memoria saludable

solo es una memoria que brilla.

Detesto los telescopios y los caleidoscopios

pero me encanta lo que producen en mi ojo.

Odio los barcos y los aviones

pero es mágico moverse sobre el agua o volar.

Me fatigan los libros y las revistas

pero luego mi mente festeja con todos sus sentidos.

Las ollas y los platos son un fiasco,

sobre todo cuando hay que lavarlos,

pero qué bueno es comer, degustar y tragar.

Aborrezco los programas los cds los casettes los pen drives

pero la música cuando penetra y se expande es lo mejor

Ilustración: Cristina Schmidt

¿Qué diferencia hay entre una línea que se

                                                           cae

                                              y otra que se eleva?

¿Los pensamientos se hacen acción o

                                               primero cuerpo?

Los pinceles formando pétalos en un

                                              fondo de nubes.

                             Primero salen las flores de la

parte del Jacarandá

después la semilla de Acacia.

                                    El Nopal también floreció

estaban las flores abiertas apenas llegué del viaje.

Los Plátanos de la calle Strobel.

La manuscrita que irrumpe por momentos

en el fluir de la imprenta minúscula.

En esa montaña

a Diego

En esa montaña

el sol calienta las piedras,

pero más calienta

el mate que subiste

y el recuerdo de Ayelén.

Cuando baje de acá

voy a barrer el pasillo

los cincuenta metros desde mi casa

hasta la calle van a quedar

llenos de alegría.

La práctica de una escritura constante

que llene el aire de palabras

como runas o telarañas que sostengan

hasta un elefante.

Bajás lento por un camino espeso

y tus pasos son pesados, se dejan hundir

en el barro, en la arena, en los yuyos que vas pisando.

Cuando bajes vas a llenar de nuevo el termo

con el agua del arroyo, vas a hacer fuego,

lo vas a dejar ahí

viendo cómo todo se adormece

hasta que las burbujas de un sueño lleguen a despabilarte.

Ahora voy a bajar

de esta nube en la montaña

y no quedará más que una piedra caliente

en el bolsillo y un video grabado en la retina de la lente.

Vos repetías la idea de la escritura constante

y en cada paso que dabas

ibas marcando un signo

en el librito del campo.