BIEN QUERER
Hora que apunto en el teclado,
hora del sol mudo,
raspando renuncia mendiga
despertó en el baldío
conocido por sus manos,
ahitada del tacto certero,
idilio del umbral sensorial.
Gala terrestre,
prodigio ceremonial
tu ligera falsa presencia
relamida en vilo sentimental,
ayuno del adiós
venerando dulcemente
alejar su voz del romancero.
¡Qué el bien querer!
arrastra vulgar lástima
por el corredor de restos.
¡Atrás!…
siento el fondo
sosteniendo un hilo de voz
con los parpados caídos.
El pastizal crece lleno de horizontes
acariciando mi alma granulada,
el bohemio mirador
lucía bello en mis ojos cerrados.
El suelo raciocinio
en color de mi ordinaria esencia.
“Et ton esprit ingénieux
du passage du temps”
y tu espíritu ingenioso
del paso tiempo
a simetría en lo mutuo
que no existo.
De cinco días
escribiendo sílabas
dándolas vueltas.
Atardecer aguado
Amanecer en colador
“Je ne pouvais pas
Prononcer Adios.”
Y No podía
Pronunciar adiós.