A Usted
Usted en mis sueños amenaza mi revolución, coartadas de ternuras, cumbres frágiles de enternecer piel con piel, estrujando agitados molinos, arrancando el desahogo tímido, desabrochando pliegues, saciando silencios poseídos de intimidad, ese goce de…
y ahí lo dejó mi despertar, maliciosamente en un enjambre de ensueños.
Y me aparta, llegando a mi percepción, vertientes de la interrupción inoportuna y brusca, ideando aliar plácidamente el sueño siguiente, colgando el llamador de secretos, inspiradores de mi confianza ciega de un entenderse en lejos guiños de emociones.
Le debería conciliar al sentir, el tiempo a solas, que no se nutre de cuerpos sin movilizar lo interno, sorteando evaporadas escaramuzas sin trasfundir la entrega al estremecimiento, zumbando al acto de un cuerpo añejo.
Mi genio irritable, adusto, perturbable, gélido de entusiasmos, rutinario de rastrear en mis cicatrices del amor perdido, que en el tacto coqueteó sólidos recorridos.
Respiro anhelos audaces, arribando Usted en mis fantasías, muñidos carnales tiritando sensuales diagramas en mí.
Necesidad de excitar mi interés por un ser que me despierte, es Usted quién desconozco, y se aparece en mis sueños.
Codiciando ardiente ése lúcido encuentro de las almas con los cuerpos.
Y que no sean ensueños.
Le llegará tarde la misma, la clasificación llevó más tiempo y es un despacho simple.