A Usted
Despedí al silencio empeñado en el reloj, prendado engaño de volver por el, sesión del dejar, por poseer el sentido de audición, devorado tantas veces por esas gotas de agua que todos escuchamos.
Extendería al confín el crepitar de las gotas juntas, ahí en los sonidos dormidos, nocturnos, conspirando melancolías con los silbidos de los crespines en noviembre,
sondean las chicharras apuñadas al atardecer, caldeando entusiasmadas el brindis. ¡fin del calendario!
No todo fue tan malo, pero sera mejor… y apostamos a los inicios …prometiéndonos todos los pendientes y dejamos todo al paso, incluso el tiempo.
Y quizás un suspiro… de compartirnos ese abrazo.
¿Qué atajos, en los segundos longevos robaríamos?
Decididos, montados a los instantes del cielo escindido, imperando las nubes desbandadas por desesperados bohemios.
Pisar valiente mis descuidos, colarme tras su sombra, ser casual, ingenua, indiferente…turbada violentamente a la casualidad, descubrirlo atrapado en mis brazos, indagando el encuentro.
Y hurtamos nubes, como tesoro de los bohemios que oyen los vacíos, colmando los silencios de aromas y encantos.
El espacio celeste remoto, lo pasea en las nubes, susurrando un acertijo con un atajo secreto.
¡Cuánto valor tendría lo empeñado! esos segundos que no escribo y creo ver el reloj en sus manos.