Con Aires de Brujas Escritoras, La Bruja Olvido

— ¡HUU! ¡Sarandúm! ¡Sueños!
 Se alimentaba de sueños, en pueblos de recuerdos, en las noches robaba sueños de los pobladores, desplegando sus habilidades, ágil, moviendo pesadillas con horrorosas historias.
Poseía los dones de brujas desde tiempos que ya no recordaba, su solitaria, excluyente e impaciente vida, no era a fin a los grupos de brujas, por sus rebeldías, sin mencionar, que la espantaron las más viejas, con sus rituales de sabias comadrejas, rebuznando castigos.

— ¡Huu! ¡Huu! Noches de sueños— emitiendo de su interior un quejido tenebroso.
— ¡Nuevas víctimas, con sueños nuevos, llenos de optimismo!—  Y salió entre los escombros que rodeaban los trastos dejados a sus desaires revoltosos.
— ¡A la caza de sueños! — las hojas de papeles comenzaron a girar, pronunciándose en crujientes risotadas.
—Todas locas— se transformaron en aviones, barriletes, origamis, pelotas, las hojas disparadas a todas direcciones.
—Aquí vamos —salió chocando el armario casi desecho, movilizando su ímpetu torpe, de naturaleza bruja.
Llego al techo, de su hogar añejo, dónde su visión, custodiaba los lugareños, allí potenciaba sus hechizos de hurtar sueños.
La noche se sucedía calma, parecía dulce pernoctar  de bellos sueños:
— ¡Caramba, nadie con pesadillas! —debía actuar pronto, sin mucha opción a elegir a su próxima víctima, ya amanecería.
— ¿Será posible que todos marchen con armonías? ¿Nadie tiene problemas, ni insomnio, ni deudas, ni pendientes?
Olvido, se centró en un hueco, que traspasó con su mente, colándose en el sueño de una mujer:
— ¡Vaya, vaya, Flor que sueñas bonito! ¡Con casitas rosas y celestes, de felices para siempre, pajaritos y jardines florecientes!
—Tus preferidos—  retrucó su  gato negro, su mascotita odiada.
Olvido lanzó su conjuro para perturbar sueños:
— ¡Vedo tus ideas de futuros, con olvidos y piedras, obstáculos en tu camino, espinas en dónde pises, que todo lo que anhelas  se destruya, que te llenes de vacíos, que los miedos te inunden!

Flor hechizada, y agonizante comenzó sus tórridos complejos de pesares de reales ensueños.
Expectante Olvido a su consciente ataque, pronto se adueñaría de sus sueños.
Flor despertó sin recuerdo alguno.
Flor  — ¡Que bella mañana! — Abrió puertas y ventanas, dejó correr el aire del nuevo día.
Olvido regreso a su escondrijo sin comprender, nunca había fallado en sus hechizos, atormentaba a todos rápidamente.
Volvió la noche siguiente.
La siguiente, la siguiente, la siguiente, la siguiente, la siguiente,
El mes siguiente, el mes siguiente.
El año siguiente.
Esto ya hería su honor de brujas.
Sin saber más que hacer, Flor se convirtió en su obsesión, convocó a las demás Brujas del pueblo, en busca de ayuda, quienes prepararon las mejores pócimas de angustias, dramas, quejidos, depresiones, miedos y demás negativismos contaminantes, con tododos sus parentescos.
Llego la noche, Olvido interfirió en el sueño, en el cual Flor la espero sentada, sorprendiéndola.
— ¿Por qué atacas mis sueños? No eres capaz de soñar los tuyos.
—Mi sueño es entrar en los tuyos.
—Vuelve con tus brujas, perteneces al mundo irreal, de sueños perdidos.

Olvido, se sintió derrotada en su dominio de hurtar sueños, no conforme con sus truncadas maniobras, más quien lo estaría.
Y al mundo de los sueños cayo el gran hechizo, en que Olvido, no despertó jamás del letargo, con todos los sueños robados, hundiéndose en su escondrijo, con terror al olvido.
Volvería… pero solo sería Olvido.

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