CARTA SIN DESTINO I

Aquí me enfrento a la aventura de querer estar en su vida, me acerque a usted con esa intención de llegar al mundo de lo escrito,  y comencé a buscar sus pasos, en espacios imaginados, sentí una conexión intensa, de valores, de pensamientos, de gustos compartidos.
 De ver tanto su reflejo , osé enviarle un intento de cuento, buscando corrección, la  devolución con mis tantos errores en amarillo, aún así me alentó a continuar.
Siendo menester que encontrara a la palabra como identidad, que debía trabajarla intensamente.
 Con sus ideas firmes de luchas,  revoluciones, defensas de los pueblos, de música, libros, de la importancia al abrazo, la vida sencilla.
Conquisto mi ser, en la lejanía que envuelve esta ciudad y la cobardía presente.

Opto marcar distancia, cual genera más mi incertidumbre, ese silencio extenso, sé que lees mi interior.

Crees en igualdad, ¿respetarás mi ímpetu de declararte mi amor platónico, pasaré entre mis inseguridades al arrepentimiento absoluto, o un gracias a tus palabras.

Percibo ese desafío, a invitación, otras a confusión pero debo alterar el ritmo, traicionar mis miedos
Y decirle a usted ,que ya estás en mí.
¿Nos dará el destino la oportunidad? Dos soñadores de vidas pasadas, estrenando presentes, seduciéndonos.
¿Quién vencerá sus miedos? ¿Quién dará valentía a un amor posible? aquí mis dudas.
 Mi pasaje de dificultades cotidianas, del despojo de mi vida pasada,  proteger una inocencia, saber que es un sentimiento mutuo, en este tiempo en movimiento, de crecimiento, de aprender, mucho me ha costado levantarme de ese oscuro padecimiento, reconocerme en usted con esas fisuras, en ese solitario recorrido, lo elijo. Por lo que representa en mí, libertad de ser, pero es mucho más que eso, partir contigo a un mundo imaginado, es ciertamente un regalo más.
Ya ves, nada de humor por aquí, falta sólo una chispa, la suya.
Los recreos de la adultez, son pocos,  he observado en este tiempo que se ha permitido jugar un poco, lo cual, aclaro, me encanta, visitar esos lugares dónde no importa ridiculizarse, ni la mirada crítica y consejos absurdos.
No hay tal pertenecía de personajes urbanos, sin un espíritu alegre.
Como creo en una vida continuada, no haré una despedida formal, espero su confianza en mí y estar en situación posicional en la expresión de mis sentimientos.
PD: ¿no volverá todo amarillo, verdad o sí?
De abrazos estrechos son los rayos que recibo y los devuelvo.

CARTA SIN DESTINO II

A usted
Hace un tiempo largo que no le escribo, pero no piense que es por no quererlo, si me conoce, sabe de mi afecto inmenso, creo habérselo mencionado, mi palabra escrita es fiel.
Pero ya sabe, los motivos que detienen, a veces en mi soledad lo pienso, y me dice tranquila, en otra vida.
La casualidad no se atreve, y el riesgo se arrepiente, le dejo mi saludo por aquí, sin comprometer su ronda.
No llovizna últimamente, pero el cielo es de plata en las noches ¿vio?
Usted, sabe de mis escombros, mi ser percibe y hasta diría que es mutuo, desdoblando el entorno en su lucha que es más intensa que la mía.
Marcando sus amarillos casi imposibles.
Como ésos caballeros de los vientos, borrará su pensamiento.
Y lo escucho leyendo un poema, o un escrito de dobles filosofías, mientras seguro cocina algo al horno… claro que lo idealizo a usted, que es lo más bello de escribirle.
Esto de los adelantos tecnológicos me roba la posibilidad de enviársela en papel, le ruego transcriba en su anotador, será su letra,  secretamente la complicidad de estar en sus manos con mi sentir.
Ya oscurece y es otoño aquí sus abrazos se reciben con los míos en garabatos.
Cuando lea la misma, mire la noche, ahí estaré, en el papel.

CARTA SIN DESTINO III

A Usted
Como siempre, le quería escribir bonito, y así acercarme a sus ojos.
El día soleado, con el alma del otoño.
Sé que sonríe en mis leños la llama, la que me brinda con alguna copa. Como siempre me inspira a lo bonito, a ternura, a prisas y abismos.
En esas caminatas por las calles que llevan al centro, en silencio, donde más vaga la mente, ideando, presumiendo.
Muy desierto el destino, se abruma pesado, repentino, abría ante mí la brisa, cálida otoñal, componiendo ésos recuerdos, que nunca existieron.
Pero me gusta de tanto en tanto escribirle o como explicarle un saludo que lleva toda mi distancia y resumiendo todo el despojo de los más bello, esa magnitud de un nombre señalado en hombre de ideas, de utopías, en gracias que crispan aquello que lleva a lo oculto, más esa honda espiritualidad de la aceptación humana.
Pero me gusta de tanto en tanto escribirle y dejarle una sonrisa, pues ahí verá a mis ojos, y en esas incertidumbres que espían las bohemias de los domingos y dejan los recuerdos, de lo nunca sucedido.
No hay un fluir más constante, que el azar puesto al destino, pero me gusta, de tanto en tanto escribirle y dejarle como el aroma que desprenden las flores al secarse del rocío, en las mañanas otoñales, con rasgos suaves de todos los posibles y la intromisión osada de enviarle cartas sin destino.

CARTA SIN DESTINO IV

A Usted
Dejó aquellas hojas descuidadas, sin saber que yo las vería, la conciencia consumía los pocos sitios de mi imaginación entre usted y los pormenores ¿o serán por mayores? señalando lo cruel de la libertad, y ahí, en ese pasaje de quietud que dejé de escribirle, tan intencionadamente, buscando en sus días un pesar, con el anhelo de leerme.
Menciona insistente la libertad, sí, es cruel, de aun tenerla se comporta apresada a los compases del ventilador encendido. Es gracioso ¿no le parece?
La cotidianidad de los días de esta humedad quejumbrosa, dejando el moho libertino enfrascado, lívidos de estaciones indefinidas.
Dejo prensar emociones en la superficie, y en esa libertad que sabrá actuar ocasionada por los deseos, es ésa la libertad de la que se hablan los sueños, la del prejuicio unido a los rescates de los cuerdos y no cuerdos.
Si en el universo existe el libre albedrío, allí lo encuentro.
Sepa siempre, que cada parte de una leve caricia es la libertad mía, cruel o no, recorre la libertad suya, y que tan justa es, que se la regalo al viento o al día o a la noche.
Hoy, le pinto con libertad nuestros cuerdos ruegos de locos, saben dibujarnos solos, en cada clima desobediente, en el trinar de nuestros universos.
Y queda sólo un grito, y es lucha permanente.

 CARTA SIN DESTINO V      

A Usted
Usted en mis sueños amenaza mi revolución, coartadas de ternuras, cumbres frágiles de enternecer piel con piel, estrujando agitados molinos, arrancando el desahogo tímido, desabrochando pliegues, saciando silencios poseídos de intimidad, ese goce de…
y ahí lo dejó mi despertar, maliciosamente en un enjambre de ensueños.
Y me aparta, llegando a mi percepción, vertientes de la interrupción inoportuna y brusca, ideando aliar plácidamente el sueño siguiente, colgando el llamador de secretos, inspiradores de mi confianza ciega de un entenderse en lejos guiños de emociones.
Le debería conciliar al sentir, el tiempo a solas, que no se nutre de cuerpos sin movilizar lo interno, sorteando evaporadas escaramuzas sin trasfundir la entrega al estremecimiento, zumbando al acto de un cuerpo añejo.
Mi genio irritable, adusto, perturbable, gélido de entusiasmos, rutinario de rastrear en mis cicatrices del amor perdido, que en el tacto coqueteó sólidos recorridos.
Respiro anhelos audaces, arribando Usted en mis fantasías, muñidos carnales tiritando sensuales diagramas en mí.
Necesidad de excitar mi interés por un ser que me despierte, es Usted quién desconozco, y se aparece en mis sueños.
Codiciando ardiente ése lúcido encuentro de las almas con los cuerpos.
Y que no sean ensueños.
Le llegará tarde la misma, la clasificación llevó más tiempo y es un despacho simple.

CARTA SIN DESTINO VI

A USTED
Así siempre usted mi confidente silencioso  de mis fragilidades, de mis ausencias, me atormentaron los días, presa de mis propios encierros, deambulando, calando recovecos, insólita necesidad de mis partes en soledad despedirme en cada noche, y duraron semanas, hundida en el peso, hasta llegar a sentir que no podría garabatear palabras, que me pisaban como ahogo profundo.
Ya ve, exagerando como siempre, bastó nombrarmelo, un suelo claro, inclinado al sol, desprendiendo los puntos suspensivos dándole sitios naturales de continuidad.
Siempre pregunto si avanzo, como si hubiera un destino a dónde llegar, y sí, me interrogo porqué, mi quilombo con la quietud pesa extra.
Me deja su silencio precioso abiertos en notas, acelerando mi oportunidad de resolverme y conquistar mis propios pensamientos.
Bien sabe usted habitar en mi sentir, mis exageraciones entorpecen siempre el equilibrio de angustias, alegrías, pasiones, así me visto, pues no me acomoda vivir a medias.
Y hoy el sol y los pájaros y las nubes y el perro y las plantas me gritan que avance y no se quedarme quieta y siempre exagero.

CARTA SIN DESTINO VII

Lo que me impulsa y me detiene es usted.
Sé que abraza y no grita, comprende, sostiene, soñador,
lo conjugo con virtudes, son las que elevan, percibo detalles suaves, meticulosos, como sentir su apoyo.
Le guiño delineando complicidad, en sus lentes pedacitos de luz que me sonríen, íntimo, cordial , sugestivo.
Observo… y se escapan sensaciones temerosas sostenidas en el suspenso de querer decir algo más, respiran… respiran en el papel de otros tiempo, otros quizás.
En mi mundo existe, lo nombro, y está detrás de los impulsos de mis manos, que lo describen a mis antojos.
Desprenden cenizas del entorno cotidiano, corrompiendo la quietud límpida, corro a buscarlo, aparece el amor tan puro como puesto en el deseo y es una gran avenida nocturna con faroles encendidos paseando, compartiendo silencios, unidos .
Llegará la primavera aquí, la tierra suelta jugará a ser joven, y suspiro ocres.
Como no arrebato entre carencias y espacios, le dejo un abrazo…
en amarillo.