Entre las arrugas brillan unos ojos, se achinan, están ahí sin caer, pintados como cuadro de una obra.

Nada cubre las arrugas si los ojos son lagos nítidos, por ellos vierten cuando pasean de recuerdos de los rostros del color y sabor del alma.

Gotitas de miel es la sensación de los cincuenta y tantos de caminitos y riachuelos bravos que no amansan las cicatrices visibles e invisibles cuando los ríos cruzan el mapa húmedo.

El sabor del alma es miel con sal por las gotas de ;a vida a los cincuenta y tantos.