Sus hadas amarillas,
doradas.
Salen para encontrarla,
apresuraban su antojo,
y sus dos coletas volaban.
Hasta la bruja espanta,
cuando ella canta.
Sus unicornios,
entre sombras bailan.
Hamaca sus sueños
de princesa y hadas,
con berrinches de mala.
¡Estalla en quieros!
¡Quiero¡ ¡Quiero! ¡Quiero!
¡Quiero los unicornios dorados!
¡Los más altos, quiero!
Los que no alcanzo.
¡Los de sombras doradas!
Foto: Belén Faure
Escribiendo encontré una pasión y así como se viven las pasiones escribo.
Por esos caprichos de niñez.