Vuelan sopranos místicas, en mis recorridos aluden su estridente trinar, es un tiempo aquí natural.
Las escucho en extrema sensibilidad, recóndito misterio me susurra de vos, del sonoro léxico tuyo ilustré un rincón con mantas, espumas y juegos.
Manifestaciones de una dimensión extraña.
Abandonar, no oír, disimular, cerrar los ojos, relajarme. Negarme.
Legar un sentido en las aves, fenómenos en cinceles de amores, sensor que trae tu rostro. Palpar tu andar, las ignoro, martirio con la mayor indiferencia.
¿Tendré lo suficiente?
Nadie es mi oído, saben los prejuicios ocultarse.
Les hablé en voz alta, estimaron una respuesta de un continuo pasaje.
Disimulo lúdica cortesía, es mejor no acudir a la sensibilidad en verdadero compromiso, indagar más allá, temor a los juicios, si dejara ser, mis oídos, mis ojos partícipes de una visión tres d. que a través de mi les hablen.
Información busco virtual de lo próximo, máximo, crucial vuelvo y en mis ojos la reproducción reiterada de tu virtud vocal, que manifiesta la belleza de tu ser.
¿Qué me habite?
Claro, me desvelan los parpados su alumbrar, no puedo renunciar a lo extraordinario sucediéndome. Extrema.
Escucho a larguísimas distancias, que en la broma rascan, me broté en celos y dolor estomacal sin derechos.