Los días que odiamos

Para Juan Pablo Landsberg, mi lector favorito

En un país con tanto odio y palos no está bueno que pase esto, pero creo que a todos nos pasa: hay días que detestamos.

Un 8 de septiembre de 2016 (ocho años ya, qué locura) murió mi hermano. Cómo no odiar este día: porque el cáncer es una mierda, por la injusticia de la muerte y por el desamparo de los que quedamos acá. Podría escribir mucho sobre eso pero el motivo que hoy nos convoca es otro: el exorcismo a los días que odiamos.

Antes que nada es requisito casi indispensable haber dado ese giro en el que la tristeza se transforma en una media sonrisa por los recuerdos lindos.

Sepa también que el humor negro siempre es bienvenido y necesario para lograr el objetivo del día.

La música siempre ayuda: en este momento Manise de los regresados Piojos se desplaza a todo volumen por este living donde escribo letras desordenadas que quizás para alguien tengan sentido en alguno de esos días que odia.

Abra las ventanas. Deje entrar al sol, si es que lo hay. A las nubes si es que las hay, siempre serán mejores que las que ocupan su cabeza. Y hasta deje entrar a la lluvia (con un trapo a mano) porque la lluvia borra la maldad y lava todas las heridas de tu alma (el Flaco lo dice más lindo que yo).

Limpie, barra, ordene, renueve esos espacios a los que estaba observando con la mirada perdida porque es un día detestable.

Tenga siempre a mano un par de amigos o amigas que este día o la noche previa lo hagan reír sin motivo ni razones.

Prepare un mate, o la infusión que le dé calidez a su corazón. Las harinas siempre están. No hace falta que caigamos en obviedades. Esperamos más de este manual.

Tenga en cuenta que en algún momento los lugares dejan de dar tristeza porque vuelven a ser habitados de otras maneras (las calles de Olivos dejaron de estrujarme el corazón desde que, después de meses de desocupación, caí a laburar por ahí. O será que tanto le pedí al pobre que me dé una manito en la búsqueda que me mandó para los pagos que conocía tan bien. Quién sabe, este camino de los días odiados y su exorcismo es muy misterioso).

Escriba si eso le hace bien. Intente hacer esta mezcla de Aguafuertes de Arlt e Instrucciones de Córtazar, siempre desde la admiración y el amor. Baile. Cante. Insulte. Camine. Lo que sea que le haga bien y le sirva para expresar lo que se guarda en el fondo de las lágrimas.

Considere útil que anoche haya ganado Boca. O no. O el equipo que sea de su agrado momentáneo o permanente.

Internalice este hecho: todo pasa.

Internalice este otro hecho: los que queremos no se van muy lejos, nunca. Y quieren que estemos bien.

Te odio 8 de septiembre.

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