Todavía me acuerdo de
aquella noche en la caverna:
Una membrana térmica
nos protegía y envolvía
de la peor ventisca jamás antes vista.

– ¡Creo que escucho
a otro animal perdido!

Dije con mi voz muy seria
de lobo blanco.

– Hagámoslo entrar, todavía hay
lugar junto a la fogata.

Y uno a uno
mi papá metía así
a todos mis peluches
debajo de la frazada
en el nido cóncavo
entre él y yo.

—–

Poema que salió en mi segunda clase en el taller de poesía «Siempre quise ser» de Lourdes López. Gracias :^)