Movilmente

Mi cabeza está en pedazos, no es una, no está dentro ni por fuera, tengo pensamientos fugaces y repetitivos, las ideas están dispersas, las encuentro en un cajón, en los ojos de mi amor, en la sonrisa de las niñas, en las orejas del perro, en mi pijama, en el pasto que piso cuando cruzo el patio, y también, están en las almendras que el viento dejó caer del árbol. No hay un punto fijo, no hay un camino, todo se relaciona con todo y se diferencia, nada me abstrae porque estoy realmente abstraído, lo Real es mi piel, mi catarro, la humedad en mis medias, mis anhelos y las nostalgias. Mi mente está desparramada y también es mi cuerpo. Es una esquizofrenia exquisita, exigente, profunda, y renaciente. Me enojan las ideas, los políticos, algunos vecinos y mi espejo. Levanto pedazos de poesía de la alfombra y encuentro las palabras en los estantes vacíos de mi biblioteca. Cuando camino por la terraza que no tengo, y vuelvo sobre una cáscara de mandarina, el aire me inspira aunque esté encerrado en mi cuarto. Acaricio con pasión esos pensamientos calientes, y mi cuerpo encuentra un abrigo. Desecho a las voces voraces, detesto las culpas como a los anzuelos y los idólatras. Mi mente no tiene tierra, es arena que fluye en el océano, se sedimentaria, se arrastra, se arremolinan en las costas. En realidad no se si pienso o me desgarro, como si escribo o me mutilo. Estar vivo es un viento bahiense, incansable, molesto, moviente. Me izo como una vela y no tengo patria, porque a nadie le debo nada, más bien me enciendo como una vela y ardo en las madrugada. Solo me apacigua el sueño, porque ahí no estoy perdido, ahí estoy como el resto del tiempo mientras no duermo. Sí, es evidente que giro y giro, gutureo, y también gutuleo, así es un poco como se puede vivir. No me gusta rotular porque siempre se rotula lo que no se entiende, escribí al azar, un azar viviente que se asocia libremente, fluidamente, que puja, se impulsa, se conmueve y repite. Hay un cuerpo en mi mente en mil partes diciente y viviente, no hay con qué darle ni porque detenerle, si se detiene es porque quiere, porque choca, porque lo siente. Son fragmentos en mi mente, como el recuerdo, como lo que es, aunque nada es mucho tiempo lo mismo y mucho menos, siempre.

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