Literatura

la locura

la

la cura

pierdo el tiempo en integrarme

yo ya ví

pierdo

siempre

tengo el alma

la derrota

y no me importa

tiene razón

y no está bien

para qué ir a besos

si mis labios andan secos

todavia está partida la piedra

nada puedo prometer

solo un silencio

mi amor se volvió misoginia

y no está bien

dejarme llevar

la marea de un mar

una tabla podrida

tengo que fingir una demencia diferente

mi demencia ya me excede

acostumbrarme invariablemente

a los días sin sol

entre las máquinas

la lucha y el desgano

la pucha y el desgano

la trucha y lo vengado

quien te quiere te rompe

quien te aplasta en su nombre

tengo mucho en ésta nada

yo no quiero salir a volcar palabras

no quiero hablar de nada

pero me preguntan y me lanzan

ya no quiero tu recuerdo

es mucho más lejano

para qué conocer la mansión

si iremos como esclavos a espigar el trigo

duele todo

y todo es así

y aún así

toda ésta familia

me sostiene infectado

maravillas de la villa de mi corazón amarrado

usaste tus ojos para mostrarme lo que jamás podré

y vivo pendiente de un lucero mirando el cielo negro

las estrellas no son gratis

vienen a buscar mi brillo y se lo llevan a tu lado

siempre hay peces boqueando en la orilla

y yo me siento un poco así

sin sonido

secándome al gris inoportuno

sin sanar ninguna herida

siempre al filo del alcohol

buscando ahogarme en el aire

buscando revoluciones en bahía blanca

buscando el fuego que arde tarde

y dejar como testamento

que fui hostil por no encajar

que fui a salir para empacar

para cantar la soledad tan adulterada por vos

que siempre sos la canción de la lluvia

de la nostalgia y el exilio

y cómo se puede estar tan lejos del camino

si todo este absurdo pasa rodando sobre el destino

y hay que luchar por estar vivo

aunque sea por qué la noche habla del día

pero estoy en un polo sin noticias ni guía

ojalá la locura me de la fuerza para tirar piedras

para romper los vidrios de las casas siempre ajenas

y despertar al mundo aunque sea

para que vengan con antorchas

y llevarme a la palestra o a la hoguera

o a la ciencia o a la ceguera o a sus tiendas

a deber el pan de cada día

o también

a decirme que el disturbio es solo para la vía pública

y que llevar este caos silencioso dentro mío

es el egoísmo de los enemigos

y me declaren competente

y me juzguen con sus leyes

que desconozco totalmente

porque nunca sabemos de que nos acusa el odio

solo sabemos de sus ojos fríos

y pensamos en la infancia

y volvemos para atrás

para no sentirnos vacíos

gritando el apagón de los vencidos

fernando ortiz

Creí que era poesía, pero era mi mente desfragmentándose.

Un comentario en «»

  • El amor nunca puede ser misoginia. eso es romantizar la violencia.

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