Estás leyendo basura. Los ojos empastados por la sequedad del clima van y vienen en renglones absurdos como la codicia de los ricos, ni prensa ni ficción. Las sociedades y sus vertiginosos cambios tecnológicos, aplastando las variaciones instintivas de las masas. Los fenómenos de la locura se hacen a un lado, porque antes lo que todxs miran son los productos enjabonados por la gran industria del entretenimiento. Represas de talentos y embudos de excelencia pintando el ruedo de un empresario numérico ¿cuánto te reiste un año entero entre los anhelos de un cualquiera, y la marabunta que te atasca en el tránsito? ¿Dónde parapetaste tus proyectos y cuanto se movieron las paredes? Estás leyendo basura todo el tiempo, nada es aparentemente un consuelo para tu tristeza. ¿Cuántas veces te suicidaste hoy mirando el negro de un café sin borra? Hay subsuelos para caer y caer, pero en el goce te vas derramando como el agua en las cloacas, escribís como apestas, y estás leyendo pura basura- ésta noche- que te genera locura.

Ya no viste ni sus odios adormecidos despertar por tus halagos sin filtro. Cobijan nombres y filtran apellidos, en sus casas de testimonios desdeñados. Yo me adormecía al fondo de un sillón, mientras todo seguía insultando la fragilidad de los sentidos. No es que me haya acostumbrado, sino que ya estoy cansado. Elijo mis párpados para verlo todo, para escuchar en el pasado una frase que volverá repetida. Una, dos, tres veces. Tres veces tres, Tu amor de mierda. Propulsado a estudiar que es herir lo que se ama, me encuentro en la canalla, siendo un objeto falaz. Voraz de emoción y sentido, encontrando con altiva insolencia lo que duele y lo que alcanza. Vos ya no estabas cuando desperté, y no eras un sueño. Eras quien me vio desnudo y frágil luego que la bestia se sosiegue.