rehenes
no tengo leves sospechas
tengo corazonadas fatales
vivo en modo supervivencia del suicidio
es culpa mía
no es culpa mía
soy yo
es este mundo
la revolución es robar tu alegría
pero no
no llega nunca la revolución de las risas
más
llega la risa seca
todo el mundo mirando su autocuidado
mientras la indignación baja su saldo
se arman las redes de poder
la hegemonía
se estira la masa chiclosa
se refuerzan las cadenas con púas
nos atan bien la carne
nos dejan a oscuras
sin agua
entran en las casas, están en nuestras sábanas
son la relación de dependencia desesperada
nunca conocí la libertad
pero solté la conciencia
tapé todo hasta volverme loco
siempre contaminado
siempre vomitando
estoy quebrado
ya nada tiene ningún sentido
es el peso muerto de las horas
la melancólica procesión
ya no vivo un solo día sin sudario
disfrazado siempre para la confusión
he creado un monstruo a imágen y semejanza
un personaje oscuro que se revitaliza con mi muerte
voy a medir sus intenciones
pero lo que sé
es que no me quiere
y con una sonrisa me hiere para siempre
lo he dejado ser
lo bauticé naturaleza humana
casi nunca estoy presente cuando sucede
no sé en qué pensamientos ando
vulgares moluscos para aferrar los dedos colgados
dejé que se sirva de mi vida lo que le pertenece
y me quedé en mi cuarto solitario
jugando con trenes
la música de mis sienes
todo el día las moscas zumban sobre su mierda
tampoco me quieren
no me conocen
me llaman
pero estoy en otro lado
el monstruo los saluda amablemente
intercambia con ellos algo de mi alma
y les ordena que la entierren
poco a poco sucede
y mientras los trenes chocan me desespero
aunque me oigo llorar allá afuera dónde nunca estuve
donde crean vías para trenes vacíos
como yo
que ví mi último pedazo de alma caer al mar muerto
y romperse en olas contra el acantilado afilado
de una ciudad de rehenes

Creí que era poesía, pero era mi mente desfragmentándose.
